DON RAMÓN CORRAL VERDUGO (1854-1954), Ilustre Estadista Sonorense (Por Eduardo W. Villa)

Hoy 10 de Enero de 1954 se cumple un siglo de haber venido al mundo un niño quien andando el tiempo llegaría a ser un gran estadista y escritor: Don Ramón Corral. En la Hacienda de las Mercedes, Distrito de Alamos, lanzaba sus primeros vagidos el infante objeto de este esbozo e hijo del señor Don Fulgencio Corral y doña Francisca Verdugo de Corral. Cursó en la antigua y legendaria ciudad de Alamos su instrucción primaria; pero como a la temprana edad de 14 años perdió a su padre, consciente de su responsabilidad, se dedicó desde luego a la noble profesión de impresor, a fin de ayudar con el producto honrado de su trabajo al sostenimiento de la familia. Así lo vemos en los años mozos de su vida cumpliendo con su sagrado deber, a la vez que colocado entre la clase trabajadora por entonces incomprendida y explotada, desorganizada e impreparada para iniciar su lucha por la emancipación. Con una clara visión  que le permitió entrever los grandes beneficios y ventajas de que podían disponer los desheredados de la fortuna con la creación de Centros de Auxilio Mutualista, fundó con la valiosa colaboración  de otras personas entusiastas la llamada “Sociedad Mutualista de Artesanos de Alamos” que prodigó provechos efectivos a sus agremiados durante muchos años. En el año de 1872, el ilustre General Don Ignacio  Pesqueira, Gobernador del Estado, invicto general que prestó grandes servicios a su Patria, causó indignación al eludir el cumplimiento de una ley que entre otras reformas introducía la de No reelección de Gobernador. Con este motivo, el joven Corral combatió vigorosamente a la administración de Pesqueira mediante algunos órganos de prensa de acción social y política como “El Fantasma”, “La Voz de Alamos”, fundados por él mismo, en cuyos escritos exhibía valor civil, amor a la democracia y potencia como adversario político, aquel que sin  llegar aún a la edad de ciudadano y alo consagraba la opinión pública como el abanderado de sus libertades cívicas, sin quedar exento, se entiende, de las represalias y amargas vejaciones y encarcelamientos y hasta atentados contra su vida. En cierta ocasión tuvo que escalar los muros de una casa donde se ocultó perseguido por sus enemigos; pasó a nada el río en momento que le daban alcance y disparan sus armas contra él sin que lograsen herirlo. En la vecina población de Chinipas en nuestro también vecino Estado de Chihuahua se daba refugio. Se adhirió al partido Antirreeleccionista que presentaba como candidato al pundonoroso General Jesús García Morales a la Primera Magistratura del Estado. Al efecto, publicó nuevamente su hoja periodística “El Fantasma”, cuyo primer número en su segunda época apareció el 28 de febrero de 1875., y ventajosamente conocido como lo era ya el señor Corral tanto en el campo literario como en el político, El Fantasma fue el periódico más popular de Sonora en aquella histórica época. El grupo Pesqueirista a su vez estableció en Alamos “El Elector”, dirigido por el señor Juan G. Cano en colaboración con el Dr. Miguel Gutiérrez, y con quienes el señor Corral sostuvo in teresante polémica en defensa del responsable de El Fantasma Don Crescencio Arriola, vejado por lacamarilla oficial en abierta contraposición contra la ley de imprenta. Los artículos que publicó en esa ocasión impugnando el proceder del Jurado de Calificación, prfundos en lógica, fecundos en erudición y aplicando las más avanzadas teorías de eminentes tratadistas de derecho constitucional, merecieron el aplauso de distinguidos publicistas, a quienes se consultó el punto discutido con todos los antecedentes necesarios. Llegó por fin el día señalado por la Ley para la elección y aunque el voto público uniformado por la Convención Electoral de Guaymas designó para Gobernador de Sonora al General Jesús García Morales, el Congreso nulificó los votos  de algunos distritos y declaró elector al señor Don José J. Pesqueira, nombrando poco después gobernador sustituto al General Don Ignacio del mismo apellido. Aquella imposición trajo como consecuencia inmediata el pronunciamiento de Don Francisco Serna en Altar, y la adhesión  de otros ciudadanos. El señor Corral se incorporó con el carácter de Ayudante y Secretario  Particular del entonces Coronel Don Lorenzo Torres en la brigada que este Jefe organizó en Alamos y asistió a la reñida pero desafortunada acción de Batacosa para los  Independientes. Resultó herido en esa memorable jornada. La revolución cundía imponente y terrible en todos los distritos de la Entidad y entonces, justamente afectado el Gobierno Federal por la violación al voto público y por la situación violenta que  había creado conmoviendo al conglomerado sonorense, envió al General Don Vicente Mariscal con amplias instrucciones  para cooperar en el establecimiento de la paz. Arribó a Guaymas el 1º de marzo de 1876 y tras de lanzar un ardiente manifiesto, declaró a Sonora en estado de sitio y asumió el mando político y militar, poniendo fin así a la revolución. Restablecida la paz y verificadas algunos meses después las elecciones de Gobernador y Vicegobernador, así como Diputados al Congreso Local, fueron electos para los dos primeros puestos al General Mariscal y Don Francisco Serna respectivamente, así como Diputado Suplente  por el Distrito de Alamos al señor Corral, quien por ausencia del propietario señor Santiago Goyeneche, entró a la Cámara el 16 de octubre de 1877. Aquella fecha marca sin lugar a dudas el principio de la interesante vida pública de este notable hombre de Estado, que gracias a su excepcional talento, a su patriotismo y firmeza de principios, logró escalar los más altos puestos de representación nacional. En la VI Legislatura desde luego, se distinguió entre los dirigentes de la oposición con que tropezó la política administrativa del Gobernador Mariscal, hasta producirse su caída siendo el señor Corral quien con su carácter de Presidente de la Diputación, firmó su destitución en Guaymas el 26 de Octubre de 1878. Electo Diputado Propietario por el Distrito de Alamos en 1879, sin perjuicio de su representación, se le designó Secretario de Gobierno a fin de utilizar sus profundos conocimientos en la reorganización administrativa que se imponía después de tan agitada situación. Por breve tiempo el señor Corral tuvo que apartarse de esos trabajos de tan enorme trascendencia para el porvenir de Sonora, pues electo diputado propietario por el Distrito de Hermosillo al Congreso de la Unión, a él se incorporó el 15 de mayo de 1881 teniendo muy pronto la oportunidad de prestar servicios de vital interés a su Estado. En los preciso días de su llegada se discutía en la Cámara, con los mayores visos de ser aprobada, una iniciativa presentada por algunos miembros del Congreso y que habían hecho suya las Diputaciones de Sinaloa y de Baja California para la libre importación de trigo y harinas extranjeras a esas regiones del país. La iniciativa en cuestión era, bajo todos los puntos de vista, lesiva para los intereses de Sonora y en esa virtud el señor Corral, poniendo en juego sus habilidades como escritor, como economista y como orador parlamentario, tomó a su cargo la defensa de aquel asunto, hasta lograr convencer a sus colegas de los escasos beneficios que reportaría la libre importación a Sinaloa y Baja California en cambio de los enormes perjuicios que se ocasionarían a su Estado natal. De regreso a Sonora fue electo ViceGobernador del Estado en 1887 y por licencia ilimitada que el Congreso le concedió al General Lorenzo Torres, Gobernador Constitucional Electo, nuestro biografiado asumió el Poder Ejecutivo desde el 19 de diciembre de 1887 hasta la terminación de aquel período constitucionalista. Si el señor Corral  hasta entonces desde la Secretaría de Gobierno había venido colaborando de manera insustituible en la orientación del Estado a planos de mejoramiento moral, material y económico, siendo ya árbitro de sus destinos puso al serivico del mismo la potencia de su juventud, el esfuerzo patriótico de sus conocimientos y vasta experiencia hasta marcar una verdadera era de prosperidad en la vida institucional de Sonora. Resaltan en su intensa labor, muy particularmente en lo que toca al mejoramiento y desarrollo de la Instrucción Pública, mereciendo elogios de la prensa metropolitana del país. Correspondió a él durante el tiempo de su gestión celebrar en conjunto con el General Luis E. Torres, Jefe de la Zona Militar, los Tratados de Paz con la belicosa tribu Yaqui, en rebeldía desde el año de 1875, y al finalizar su período constitucional en 1899, solamente los ingresos al tesoro público habían aumentado en un 50% durante los cuatro años anteriores; el comercio, en el mismo lapso había alcanzado un notable desarrollo principalmente en Guaymas y Hermosillo; la minería estaba en uge habiendo contribuido para ello la apertura de nuevos caminos y el ensanchamiento de las vías de comunicación; la agricultura y la ganadería relativamente florecientes y los establecimientos educativos, atendidos con más prodigalidd y esmero cada día, difundía la ilustración entre la juventud preparándola a la lucha por la vida. La prensa nacional volvió a ocuparse nuevamente de ensalzar la grandiosa obra constructiva realizada por el Gobierno de Sonora. Por estas épocas realizó un viaje a Europa y en su regreso fue llamado por el Presidente Díaz para confiarle el Gobierno del Distrito Federal. La gestión administrativa del ilustre sonorense como Gobernador del Distrito Federal fue de corta duración, pues aquilatados tal vez sus servicios en breve tiempo por el General Díaz, y estimándose necesarios un puntos de mayor representación, el 15 de agosto de 1901 puso a su encargo la Secretaría de Gobernación. En 1904, creada la Vicepresidencia de la República y previa la reforma constitucional que ampliaba el período gubernativo, el señor Corral ocupó aquel puesto por elección popular. En este año visitó Hermosillo y fueron tan grandes y tan espontáneas las manifestaciones de admiración y de cariño que se le tributaron como no se ha dado caso semejante en los anales sonorenses; se publicó un álbum crónica que testifica la grandiosidad de las manifestaciones de popularidad y afecto de Sonora y especialmente Hermosillo hacia su prócer. Sin embargo, estos ejemplares son rarísimos pero puede el investigador, el curioso o el admirador de este personaje, verlo en la Biblioteca y Museo de Sonora en su sección de Historia Sonorense. En 1906, gracias a su oportuna intervención, no fueron fusilados en Cananea los obreros Manuel María Diéguez, Esteban B. Calderón (vive) y José María Ibarra, líderes promotores de la huelga de dicho mineral, a quienes se calificaba entonces como asesinos e incendiarios, conmutándoseles la pena por la prisión en San Juan de Ulúa. En 1910, se verificó la reelección tanto de Presidente como de Vicepresidente de la Nación, y entonces protestó Don Francisco I. Madero, levantando al pueblo con su lema: Sufragio Efectivo No Reelección. Emigró a Europa y cuando llegada a Santander, España, fue entrevistado por los corresponsales de la Prensa Asociada y el San Francisco Chronicler publicó sus declaraciones muy parcas, pero en esencia decían que no habría paz en México por varios años; su gran visión de estadista lo hacía predecir aquello, augurando una guerra civil ¡como que conocía nuestra idiosincrasia y nuestra peculiar sicología!. Compartiendo los rigores del destierro con el Héroe del 2 de abril, le sorprendió la muerte en París el 10 de noviembre de 1912. Este ciudadano es, sin lugar a dudas, uno de los hijos más preclaros de Sonora cuyo nombre fulgurará siempre como un símbolo de patriotismo, de libertad y de cultura. Hermosillo Sonora, 10 de enero de 1954.