DATOS BIOGRÁFICOS DE LA PROFESORA ELISA W. DE BERAUD (Por la Profra. María Guadalupe Ortega)

Con el cariño que inspira la maestra que dejó en nosotros la huella de su personalidad y el don de sus conocimientos, con el respeto que merece la dama que es todo fineza y con el reconocimiento debido a sus servicios docientes en nuestro Estado me permito dar a conocer la actuación de la distinguida y culta Profra. Doña Elisa W. De Béraud en ocasión del homenaje que con justicia, ha acordado el superior Gobierno del Estado de Sonora, dando su nombre a una nueva Escuela Primaria en esta capital, apetición de numerosos exalumnos de la ameritada profesora, que agradecen y estiman las enseñanzas que de ella recibieran en nuestra antigua y querida escuela normal del Estado. La Sra. Profesora Elisa W. De Béraud es originaria de Mazatlán, hija del señor Don Federico Weidner y de la señora Doña Magdalena Zatarain. Sin duda heredó de su padre su amor a la ciencia y a la cultura, pues el señor Weidner fue un distinguido geógrafo y astrónomo alemán; perteneció hasta su muerte a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y ha sido considerado como un verdadero sabio por los trabajos de investigación que realizó, relacionados todos con las disciplinas que dominaba.

Nuestra biografiada hizo sus estudios en el Colegio Independencia de Mazatlán donde siempre obtuvo los primeros lugares. Habiendo perdido muy pequeña a su madre, quedó al cuidado de s hermana mayor, quien contrajo matrimonio y tuvo que trasladarse a esta capital. Con ese motivo, se interrumpían sus estudios y la Directora del Plantel, viendo el grado de adelanto de su alumna y deseando que obtuviera su título de maestra, le concedió un examen extraordinario que se celebró con todo rigor y solemnidad acostumbrados en esa época, habiendo sido calurosamente felicitada la sustentante por el brillante examen que presentó. Ya con su flamante título que ella guarda cariñosamente entre sus mejores recuerdos, la Profra. Elisa Weidner de 17 años, se trasladó a Hermosillo. Era Gobernador del Estado Don Ramón Corral quien siempre mostró interés por la educación, dando su apoyo a los maestros y vigilando su actuación. La joven maestra solicitó desde luego su ingreso al magisterio y fue nombrada Directora del Colegio de Niñas No.2 en 1888. De esa época de su labor quedan algunas alumnas, hoy señoras respetables, abuelas las más, muchos de cuyos hijos y nietos recibieron también las enseñanzas de la maestra. En esa época existían 2 colegios para niñas: uno, donde la señorita Weidner era la directora y el extremo de la calle Morelos, en el lugar conocido antiguamente or el Rincón del Burro y el otro, que dirigía la Srita. Profra. Carlotita Fernández de Castro, también muy distinguida y culta maestra, en la calle Serdán donde después estuvo la Empresa de Teléfonos y que fue demolida más tarde.

Habiendo solicitado un alicencia la señorita Castro, el Profesor Don Carlos Calleja que era Director del Coleigo de Sonora, conciendo las aptitudes de la Profesora Weidner, tuvo mucho interés  en que ocupara la Dirección del Colegio de Niñas, siendo nombrada para dicho cargo en 1895. La profesora Weidner se distinguió por su labor docente, introduciendo nuevas modalidades en la enseñanza, implantando por primera vez el sistema de las palabras normales para la enseñanza de la lectura y escritura y orientando a sus alumnas que más tarde irían a ejercer la carrera del magisterio. De su cosecha de experiencias docentes reunió un curso de Geografía que ella modestamente llama apuntes, con explicaciones amenas e interesantes en el que se adelantaba a los métodos y sistemas entonces usados. Seguramente su misma modestia le impidió publicar esos apuntes que huberan sido un valioso auxiliar para las clases de Geografía. La señorita Weidner ocupó la Dirección del Colegio de Niñas hasta 1897 en que se separó del servicio para contraer nupcias con el señor Don Emilio Béraud, Cónsul de Francia en esta capital y caballero muy estimado por su cariño a México y los valiosos servicios que prestó a las autoridades y sociedad en general. La señora Profra. Elias W. De Béraud, dejó entonces el ejercicio del Magisterio para consagrar su vida a su familia que fue llenando de alegría su hogar donde la madre supo aplicar sus conocimientos y su experiencia de maestra para formar y educar a sus hijos. Ellos fueron: Leonor, fallecido a los 21 años, Federico, Magdalena hoy Sra. De Montijo, Julieta fallecida a los dos años, Beatriz hoy Sra. De Cadena y Ernesto, que falleció prematuramente a los 22 años. Durante su matrimonio y debido a las actividades comerciales a que se dedicaba su esposo, la señora Béraud tuvo oportunidad de hacer varios viajes a Francia y otros países de Europa donde con el espíritu abierto a todas las manifestaciones de la cultura, asistió a conferencias en la Sorbona, visitó escuelas y se perfeccionó en el estudio del Francés y de la Literatura. Al estallar la Primera Guerra Mundial y sobrevenir como consecuencia la crisis que abatió al mundo, los esposos Béraud  ser vieron reducidos a una crítica situación económica en Francia por lo que, arrostrando los peligros de la guerra, atravesaron el Océano en busca de esta tierra donde habían formado su hogar y en la que contaban con amigos que les estimaban de todo corazón. Fue en 1916 cuando la señora Béraud volvió a ejercer el magisterio en la Escuela Normal que estaba recientemente inaugurada bajo la dirección del Profesor Victoriano González, impartiendo la clase de Francés que supo hacer intersante aplicando sus experiencias y sus estudios sobre la materia.

Siendo Director General el Profesor Romandía, le asignó además del Francés, las cátedras de Lengua Castellana y Literatura que atendió hasta 1929 con beneplácito de sus alumnos y felicitaciones de sus superiores. Cambios en la administración y mezquinos intereses a los que desgraciadamente no puede escapar el maestro por más limpia y recta que sea su labor, ocasionaron que la Profesora Béraud fuera cesada de su empleo sin motivo ni explicación. Mujer digna y maestra consciente de labonadad de su labor, se retiró calladamente a su hogar sin preguntar nada y sin recriminar a nadie. En 1930 fueron solicitado sus servicios para atender la scátedras de Lenguaje y Literatura en la Escuela Cruz Gálvez, entonces Prevocacional, donde estuvo hasta 1934 recibiendo felicitaciones y elogios de la Inspección Federal por su labor.

A pesar de su reconocida competencia, nuevamente la situación imperante en el ramo educativo en 1934 la hizo retirarse del servicio dejando sus clases de las que había hecho su especialidad. Creyó ella que allí terminaba su vida de maestra; pero  al iniciarse los cursos en la Universidad de Sonora bajo la Dirección del Profr. Esquivel Casas, fue llamada a colaborar en nuestra máxima casa de estudios tomando a su cargo la cátedra de Francés. Fue una gran satisfacción para ella volver a estar entre sus muchachos a quienes inició en el estudio del bello idioma haciéndoles conocer algunos pasajes de la literatura francesa.  Formó parte de la sección de Humanidades de la propia Universidad, desempeñando algunas comisiones entre otras, dictó una conferencia sobre “El Estudio de la Fábula”, analizando brillantemente la obra de Lafontaine.

Habiendo fallecido su esposo a fines de 1946, la señora Béraud con alma de maestra, y a pesar del dolor que la embargaba por la pérdida de su compañero querido, siguió atendiendo sus clases consciente de la responsabilidad que tenía contraída hasta terminar el curso en 1947, fecha en que se separó definitivamente para dedicarse al hogar.

Tanto durante su primera época en el Magisterio, como después, la Porfra. Béraud ha dedicado su tiempo libre al ejercicio de la labor social, destacándose por su actividad y comprensión de los problemas que afectan a la sociedad. Entre otras comisiones, ha figurado en las siguientes: Comisión Encargada de la Construcción de la Estatua del Padre Hidalgo en el Centenario de la Independencia, Directora de la Cruz Blanca, organización de ayuda a las personas de escasos recursos, Miembro de la Asociación Filantrópica que entre otras actividades, colaboró para la construcción de la Cruz Gálvez para varones, Miembro de la Comisión para el Arreglo del Panteón Municipal, Jefa de la Comisión de Hacienda de la Asociación Local de Protección a la Infancia. Ha figurado en numerosas Comisiones de Ayuda a los pobres, mostrando en todas ellas su interés por los humildes, puesto de manifiesto en numerosas obras de caridad personales que ella no ha dado a conocer.

Así ha mermado la actividad docente y la social; ha sido maestra destacada y comprensiva, dama distinguida y filantrópica, madre y esposa abnegada y amorosa; mujer, en fin, que reune los más altos atributos de su sexo, que ha sabido dar siemrpe su corazón a los que la rodean, que guarda con cariño el recuerdo de todos sus alumns, de esos amismos alumnos que como uno solo han respondido al llamado de reunirse en torno de la maestra, de nuestra Madame Béraud; unos en persona y otros espiritualmente para testimoniarle el cariño, la gratitud, el reconocimiento a sus méritos de educadora que supo brindar a sus alumnos no sólo  el caudal de sus conocimientos sino el más preciado don de su consejo acertdo de su dirección orientadora, de su guía segura por el camino correcto.

Que la reseña de su vida desprovista de toda elegancia literaria, pero pergeñada al calor del recuerdo y del cariño, sirva para dar a conocer a todos los ámbitos la labor de la mestra, que algunos desconocían y que su nombre digno y respetable presida las horas del trabajo y la alegría bulliciosa de esta nueva escuela que, como simbólica atalaya del progreso educativo de nuestra entidad, yergue su servera estructura y contempla desde la altura, la belleza de nuestra ciudad que se enorgullece de contar entre sus hijos distinguidos a maestras como doña Elisa Weidner de Béraud. Hermosillo Sonora, Diciembre de 1952.