LA AMNESIA DE HEALY Y SU NUEVO MÉTODO (José Pomposo Salazar)

Tribuna del Yaqui

Me veo nuevamente en la necesidad de seguirme riendo de José S. Healy. Primero, tuve que aclararle que sí había sido expulsado del Bloque Periodístico de Sonora y que no fue por campeón de la libertad de prensa ni por moralista y hoy, como se ha declarado con amnesia, tengo que refrescarle la memoria obligadamente pues él inició la ofensiva y ahora se da por ofendido.

Con fecha 17 del actual, ya no insiste en que todavía es miembro del BLOQUE, en su decencia de culparme de su expulsión, en negar lo que no se puede negar y en declarar borregos a los periodistas del Estado.

Pero niega otras cosillas de las que dice que no es capaz; que fue un testigo falso contra el señor Israel C. González, Director de El Pueblo, y que como periodista y afiliado al Bloque, no defendió al mismo González de la ofensiva del General Rodríguez contra los anuncios del periódico. Refresquemos:

En un día del verano de 1935, en la Plaza Zaragoza se reunió una multitud como de diez mil cabezas que iracunda pedía la renuncia del señor Emiliano R. Corella, Gobernador Interino del Estado. Era el movimiento precursor del que siguió contra el Gobernador Ramos, porque más que contra los individuos se protestaba por el estado de cosas. Los discursos eran violentos; era la explosión popular acumulada por varios años de ofensas oficiales contra el pueblo de Sonora, de os abusos, encarcelamientos, persecuciones y de burlas y atropellos. Alguien de la multitud propuso ir a la casa del Gobernador a pedirle la renuncia y el enjambre humano se dirigió allá, muy de cerca del Hotel Ramos a cargo del señor José S. Healy.  Y allá fue también el señor Israel C. González, Director de El Pueblo, que momentos antes había fustigado en la tribuna a las autoridades. De pie sobre un automóvil, como espectador estuvo presenciando los acontecimientos. La gritería era enorme pidiendo la renuncia, hasta que el Gobernador salió y ofreció que al día siguiente la presentaría.

Pero lo que presentó fueron acusaciones contra los “instigadores del motín”, cargo muy grave en aquellos tiempos de violencia oficial. Y el señor González fue uno de los acusados. Enseguida, fue aprehendido el periodista porque convenía hacer de él una víctima, como incitador al motín, como le llamaron cuando como espectador mudo presenciaba los hechos. Luego, el C. Agente del Ministerio Público, le leyó la terrible acusación en la que el señor Healy,, como testigo falso y amigo de os buenos gobiernos, como dice, atestiguaba falsamente de incitaciones delictuosas frente a la casa del C. Gobernador. El señor Carlos Genda fue otro testigo, pero no se atrevió a lanzar acusación tan infamante porque era una mentira urdida para enjuiciar al periodista, al Director de El Pueblo, del periódico en que hago hoy esta refrescadita a la distancia de casi diecinueve años.

El señor Healy pues, podrá haberse enfermado de amnesia, podrá negar hechos tan conocidos en esta ciudad, pero la víctima de su falsedad no ha podido olvidar la lectura de la acusación ni el índice acusador de Healy en cooperación con los buenos gobiernos... Y el señor González fue a dar a la cárcel cuando para los abusos no se necesitaba más que el pretexto y fue un año después, cuando cayó el Gobernador Ramos, cuando pudo librarse de las consecuencias del testigo falso.

Dice también que es mentira que no haya defendido al mismo señor González contra la ofensiva del General Rodríguez para quitar los anuncios de El Pueblo en 1945. Y para justificar que es mentira que no haya tomado acción alguna defendiendo la causa de la libertad de prensa publica el siguiente parrafito que fue el que publicó entonces: “Si es cierto que son elementos del Gobierno los que están realizando esa campaña en contra de El Pueblo, desde luego queremos expresar nuestra opinión contraria a la misma. Con la misma franqueza, con la misma honradez con que hemos estado y seguiremos estando con el General Rodríguez en su magna labor constructiva, cultural y progresista, tendríamos que estar en este caso en su contra porque no es propio de un régimen democrático tomar represalias contra los medios de la expresión libre del pensamiento”.

En estas líneas ¿hay alguien que crea que hubo defensa?, ¿Qué no fue una disculpa del Gobierno?. El señor Healy, solamente en caso de que fuera cierto se indignaría, pero los anuncios seguían saliendo a medida que un capitán del Gobernador recorría el Comercio. Es muy distinto, pues, no creer en ataques a la libertad de expresión a defenderla, y no se defiende una arbitrariedad negándola con promesas de indignarse si fuera cierto. Pero los demás periodistas no le  hicimos el jueguito a Rodríguez y nos lanzamos abiertamente a la lucha hasta conseguir la modificación de procedimiento tan cacique.

¿Qué no es para reirse que el señor Healy, para probar que sí defendió la libertad de prensa, publique su declaración de entonces de no haber creído que Rodríguez fuera capaz de un abuso? ¿Qué eso no era una defensa al régimen de un atropello? ¿Y qué hubiera pasado si los demás periodistas defendemos la libertad de prensa, disculpando al General Rodríguez por el método de no creerlo capaz de ese abuso que le era familiar y al que ya había recurrido en otras ocasiones?.

¿Qué hay algún abogado que defienda un caso por el  método del señor Healy, negándolo y no creyendo que la parte contraria sea culpable?

Convengamos en que el señor Healy, además de padecer de amnesia por conveniencia, a una distancia de 19 años, es autor de un nuevo método de defensa desconocido de los abogados. Jura y rejura que nunca ha recibido dinero de ningún gobierno. Cualquier día nos dice que llueve de abajo para arriba y que ya llovió...