LIGA DE BASE BALL DE SONORA (por Miguel S.
Durazo).La Liga de Béisbol de Sonora fue creada por dos románticos del hermoso
pasatiempo; ellos fueron Fernando M. Ortiz y el profesor Francisco López
Palafox. Son estos aguerridos luchadores
por el deporte en Sonora, quizá quienes más les ha costado tanto el
beisbol como otras actividades deportivas en nuestra entidad. Fueron este par
de Quijotes los que en el año de 1942 emprendieron una gira por el norte de
nuestro Estado con el fin de ver y estudiar las posibilidades de la
organización de una Liga de Béisbol grande y fuerte; sus esfuerzos se vieron
coronados por el éxito pero desgraciadamente la joven organización dejó de
existir cuando apenas se habían celebrado dos series. No fue causa de su
fracaso el que la Liga siguiera adelante el motivo de una mala organización;
no. La causa consistió en que desgraciadamente nuestra Patria se veía envuelta
en los mantos negros de la guerra; nuestro Presidente, el señor General Manuel
Avila Camacho aceptaba el reto que le lanzaban los totalitarios y nosotros,
como buenos mexicanos, tuvimos que seguir los destinos de la suerte y tuvimos
que trocar nuestras armas deportivas por los arreos del soldado; esa fue la
causa y no como dicen muchos malintencionados que por “avorazados”. Pero como sucede en todas las fases de la
vida, estos dos grandes deportistas no desmayaron en su intento y siguieron
adelante, enarbolando siempre el pendón beisbolístico. En el año de 1944,
vuelven nuestros buenos amigos a organizar la Liga y esta vez si lo consiguen
dándole una organización más seria y respetable ya fuertemente reforzadas sus
líneas con el concurso del señor Manuel Puebla, Manuel C. Lucero, Ignacio E.
Romero, Constancio García, Humberto Larios, Ing. Juan Cantúa, Francisco
Arispuro, Abundio Vargas, Israel C. González y un servidor. Fue la primera
temporada la más fructífera, la más amistosamente jugada. En esta ocasión, los
representantes del Puerto de Guaymas no nos presentaron aquellos conjuntos de
tan grata memoria, llenos de bríos, de coraje, de amor propio y ardientes de
pelea. Pero cuál sería nuestro asombro cuando en la segunda temporada nos
presenta un equipo bien acoplado y disciplinado, factores éstos indispensables
para la conquista de cualquier gallardete y a fuerza de empujar se coronó
Campeón para repetir en la tercera temporada, único equipo que ha logrado
conseguir semejante hazaña. Todo marchaba viento en popa y cada temporada
teníamos nuevos aspirantes que deseaban ingresar a nuestro joven circuito; aún
aquellos que al principio se portaron reacios y pesimistas solicitaron su
ingreso en la Liga. Pero nada hay perfecto en este mundo y como buenos humanos
tenemos que cometer nuestros errores y se dio principio a la “importación” de
jugadores de categoría, “profesionales”, “estrellas”, que dejaron mucho que
desear, no obstante venir cobrando sueldos estratosféricos. En la tercera
temporada de nuestra Liga se perdió lo más preciado que pueda tener un
deportista: el cariño, la amistad, que anteriormente se habían cultivado.
Nuestra Liga desde ese momento distó mucho de ser lo que debería de haber sido,
como su nombre lo indica: Liga de Base Ball de Sonora. Porque los fines que
nuestra Liga persigue son el cultivo de nuestras juventudes, guiar a nuestros
muchachos por un camino recto y amplio, que le sirva mañana o pasado para
ganarse honradamente el pan de cada día; esos son los fines que persigue la
Liga de Sonora. Sus dirigentes no buscan el enriquecimiento; buscan el bien
colectivo y el porvenir de Sonora en este aspecto de la vida.