CAPITULO V

Guerra en Hermosillo (1865-1866)

La debilidad en la seguridad pública del Estado de Sonora pronto fue noticia para otros países. Sucedió que en mayo de 1851 los señores Lombardo y Jiménez, desde México, denunciaron la mina "Arizona" con la aprobación de las autoridades estatales, quienes vieron interesante la proposición pues habría trabajo y eso fomentaría la seguridad en estas deshabitadas tierras; la colonización siempre fue aprobada también por las autoridades federales en aquellos primeros tiempos de la República, y a decir verdad, el fenómeno aún se sigue dando en la actualidad aunque con nuevas modalidades.

Los inversionistas antes mencionados tuvieron la idea de asociarse con un francés: el Conde Gastón de Rousset Boulbón, quien traía intereses muy particulares para esta región. Independientemente a esto (aparentemente), el 22 de diciembre de 1851 desembarcan en Guaymas 85 franceses en calidad de colonizadores y en Hermosillo hasta se hace una colecta para ayudarlos en sus inicios; se les concede la olvidada Misión de Cocóspera comenzando su reconstrucción durante el siguiente mes de enero ya en 1852. El Conde Rousset, por su parte, con el objetivo de tomar posesión de la mina antes señalada llega a Sonora el 01 de Junio de 1852, sin embargo, pronto cambia de opinión y se le ocurre proclamarse "Apóstol de la Libertad de Sonora" en contubernio con otras personalidades de la región.

Los colonizadores franceses de Cocóspera anteriormente citados, se alborotan y abandonan la Misión que de buena fe se les concedió, sumándose a las ideas libertarias del Conde Rousset que con 182 militares formarían un destacamento lo suficientemente poderoso para tomar la ciudad de Hermosillo el día 14 de octubre de 1852. Sin embargo, el mismo Conde Rousset se convenció de lo complicado de la aventura y capituló dos semanas más tarde abandonando el Estado por donde llegó. En realidad, Rousset se fue con intenciones de reagrupar mejor sus filas logrando formar una tropa ahora de 400 mercenarios entre franceses y norteamericanos atacando al Puerto de Guaymas dos años más tarde, el 13 de julio de 1854; ahora declara a Sonora posesión de Estados Unidos.

Pero la aventura no iba a ser tan fácil, pues Don José María Yánez, Gobernador y Comandante General de Sonora al mando de una tropa de 300 valerosos mexicanos, defiende al Puerto con gran valentía doblegando a los invasores al causarles 48 bajas, 78 heridos y tomando 313 prisioneros. Participó en esta lucha dentro del Batallón Mexicano el conocido indio "Cajeme", siendo su primera incursión en un combate a la reducida edad de 17 años. Finalmente el Conde Rousset Boulbón fue pasado por las armas el 12 de agosto para acabar con el problema.

Pero esta incursión extranjera no sería la única. El último día de octubre de 1861, Inglaterra, Francia y España forman una alianza para atacar a México; para mayo de 1862 los planes de invasión se concretan y aunque momentáneamente Don Ignacio Zaragoza derrota al ejército francés en el famoso 5 de mayo, un año después el Mariscal Forey toma la ciudad de Puebla y al año siguiente Maximiliano hace su entrada triunfal el 12 de junio, titulándose Emperador con el consentimiento de no pocos traidores a la causa azteca. En marzo de 1865, diez años después de la invasión de Rousset a Sonora, el Coronel francés Garnier organiza una expedición militar hacia el noroeste de México atacando Guaymas, lugar donde derrota al General José María Patoni dominando al Puerto por donde Juárez recibía mucho apoyo durante la etapa de exilio.

En el mes de mayo de ese año las tropas francesas avanzan sobre Hermosillo tomando la ciudad sin ofrecer resistencia, pues el General Don Ignacio Pesqueira abandonó el sitio con su tropa. En otros sectores del Estado, vemos como la ciudad de Alamos termina siendo dominada también por el jefe Imperialista José María Tranquilino Almada, vecino de esta población, y muriendo en el combate el General Antonio Rosales así como el Coronel Antonio Molina. El poderío extranjero estaba en su apogeo a grado tal de que Maximiliano emite una ley el 3 de octubre de 1865, en la cual todo republicano atrapado con armas sería fusilado. Para ese entonces, el Imperialista Almada tenía tomada a la ciudad de Hermosillo con  un destacamento de 400 militares.

Cuando más fuerte estaba la dominación extranjera sobre la ciudad, aparece en el escenario el General Ángel Martínez, y con un buen ejército formado por valerosos sonorenses logra vencer y recuperar la ciudad de Hermosillo el día 4 de mayo de 1866, apoderándose de gran cantidad de armas y municiones. La reseña histórica cuenta que el General Martínez hizo entonces lo que nadie hubiera creído: con un grupo de caballería atacó la artillería enemiga y en medio de un torbellino de humo, polvo y plomo cayó aquella tempestad humana sobre una de las fortificaciones sin hacer caso del fuego mortífero que arrojaban los cañones y mosquetes del Imperio; indudablemente que habría algunas bajas en esta acción, pero terminarían después en una sangrienta lucha cuerpo a cuerpo a limpio sable por las calles, llevando la mejor parte aquellos valerosos republicanos.

En esta misma batalla del 4 de mayo, García Morales al frente de un aguerrido grupo de matapeños, nácoris y baviácoras dirigió las operaciones por otro sector contribuyendo a la victoria. El General Jesús Toledo, otro brillante dirigente militar, participó en un acto heroico digno de recordar. Sucedió que el General, extenuado y débil ya que padecía de una enfermedad, decidió ir en camilla al sitio de la acción y en la refriega tuvo la necesidad de ascender por el cerro de la Campana. Ya que le era imposible subir por su propio pie, un humilde soldado le ofrece llevarlo en brazos. El Jefe Republicano le da las gracias rehusando aquel ofrecimiento; sin embargo, el soldado le manifiesta: "Mi General... Usted podrá mandarme fusilar por lo que voy a hacer pero no puedo consentir que mi Jefe enfermo y extenuado siga con tantos trabajos subiendo por estas rocas endiabladas". Acto seguido, lo tomó en sus brazos y comenzaba a ascender cuando una bala enemiga le atravesó el pecho haciéndolo caer de plano con su preciosa carga; el nombre de aquel soldado fue imposible conocerlo.

Después del combate la ciudad de Hermosillo ofrecía un espectáculo dantesco; muertos y heridos de uno y otro bando quedaron sobre las calles y aunque se recuperó la ciudad, esto sería por sólo algunas horas pues la guerra no estaba concluida. Resultó que un contingente militar de 800 hombres al mando de Lamberg, Tánori y Vázquez, se desplazó desde Ures, la capital,  con el fin auxiliar a los Imperialistas; se hizo el combate en las cercanías de la ciudad por la tarde de ese mismo día 4 de mayo derrotando las huestes de Maximiliano a la tropa del General Martínez, quien ordenó la retirada hacia San Marcial.

Al tiempo, Ignacio Pesqueira y Ángel Martínez de nueva cuenta se reúnen y aunque toman de nuevo la plaza de Hermosillo, un grueso contingente de Ures regresa para recuperar la plaza; a sabiendas que la victoria sería imposible, Pesqueira abandona rápidamente la ciudad para sorpresa del General Lamberg, que había reunido un poderoso contingente con el fin de exterminar definitivamente a los rebeldes. El jefe francés, irritado por esta maniobra de Pesqueira, se dispuso a hacer volar la ciudad para destruirla por completo, siendo detenido por las mismas autoridades; finalmente, en un momento de desesperación suprema puso fin a su vida con su fusil.

Pero esta segunda intervención francesa tenía sus días contados. Un grueso grupo de sonorenses reagrupados de nueva cuenta por el General Angel Martínez, en un batalla histórica para el Estado las fuerzas republicanas derrotaron en Guadalupe de Ures al batallón imperialista el 4 de septiembre de 1866, tomando al día siguiente la ciudad de Ures y dándole el golpe de gracia a la intervención en Sonora, pues en el otro frente de Alamos el General Almada había sido derrotado también por el Coronel Palacios; finalmente los franceses abandonan la región el día 13 del mismo mes quedando el puerto de Guaymas a cargo del victorioso General Ángel Martínez.

Vemos pues como la histórica ciudad de Hermosillo soporta por vez primera una de sus etapas más difíciles al presentarse la intervención extranjera, y así también, vive momentos de gloria sublime al saberse defendida por valientes guerreros, no pocos de ellos ofreciendo incluso su propia vida para proteger estas tierras de la amenaza francesa. Sirva este artículo a fin de entregar un pequeño homenaje a los combatientes de aquel 4 de mayo de 1866, quienes encabezados por su General Don Angel Martínez, dieron muestras de un heroísmo propio de un mejor recuerdo.

 

hillo1900

Hermosillo, una ciudad con brillantes hechos de heroísmo como en aquel 4 de mayo de 1866.