SILVESTRE RODRIGUEZ

Por Angel Encinas Blanco

Abril de 1989

No era oriundo de Sonora, pero su música es netamente sonorense, con el sello sonorense y compuesta en la Entidad.   Y quien no lo crea, nada más que escuche esa chulada de jacarandosa alegría que es “La Pilareña”, que bien pudiera tomarse como la bandera revolucionaria en Sonora, como lo fue “La Adelita” en la República entera.  Y si ello no basta: “El Costeño” bien puede definir y catalogar a su autor como “sonorense hasta las cachas ”. No digamos ya otras obras de la fecunda inspiración de don Silvestre, entre las cuales se encuentran los hermosísimos valses: “Suspiros y lágrimas”,  “Tu mirada”, “Soñando despierto”, “Amor del alma”, “Linda Morena”, “Celina”, “Vida de Ensueño”, “Amigos alegres”, “Mañana”, “Teresita”, “Alborada”, “Trinidad”, “Flores y Espinas”; los fox “Retorno al Hogar”, “El Yaqui”, “El Serrano”, “A Mi Primer Amor” y “La danza Tuya”.

 

Nacido en Sahuayo, Michoacán el 23 de diciembre de 1877, de pequeño se trasladó con su familia a Colima en donde estudió, habiendo tenido como primer maestro de Música al padre Gabriel que también era profesor.  En 1893 formando parte de la orquesta colimense que dirigía Juan Nava, fue a Baja California, a La Paz, donde fue contratado por seis meses. En 1895 vino a Sonora radicándose en Guaymas, en donde a los nueve días de su arribo fue contratado por Ambrosio Venegas para realizar una gira por el sur del Estado. Encontrándose en La Colorada, fue  contratado por el Circo Atayde y visitó Hermosillo, Magdalena, Nogales y otras poblaciones del sur de los Estados Unidos, terminando por radicar en Nogales, Sonora aunque visitando periódicamente ciudades americanas en giras artísticas.

 

Casó con Delfina León y se radicó definitivamente en Nacozari, en donde encontró la muerte el 31 de marzo de 1955. Don Silvestre realizó su primera composición a la tierna edad de diez años y su música toda es de corte romántico. Cuando contaba con 76 años de edad, en 1953, el Gobierno del Estado lo pensionó con la exigua cantidad de $250.00 (doscientos cincuenta ) mensuales “por sus méritos como compositor musical y otros servicios prestados en las escuelas del Estado”, aunque por otro lado, haya sentido patentizado el cariño sonorense en dos ocasiones anteriores, como lo fueron:

 

1.-El 23 de febrero de 1938 en el teatro Noriega de Hermosillo se puso en escena la revista “Alma Sonorense”, en homenaje a  los esclarecidos compositores sonorenses: Campodónico, Bobadilla, Arriola, Encinas, Peralta, Ruiz, Galaz, Silvestre Rodríguez, García, Cabrera, Don Juan Gallegos, Romero Estrada, Mada, Gulliver, Gutiérrez, Salazar, Duarte, Portugal.

2.-  El 10 de febrero de 1946, la Alianza Hispano Americana de Hermosillo rindió homenaje a los músicos: Jesús  “Chito” Peralta (autor de Rosalía), Silvestre Rodríguez, Manuel Pelayo (Morir Soñando), Federico Bustillo (Sueña Alma Mía), Luis Rivera (Luz y Dulce Recuerdo), y Jesús Hernández (Cuarto Poder). Para quien esto escribe, la pieza musical que más le ha llegado a gustar de todas las composiciones sonorenses es “La Pilareña”, misma que fuera compuesta por Don Silvestre a petición de los vecinos de Nacozari en donde vivía, alegando que “había compuesto tanto,  a tantos  y tantas, que le faltaba dedicarle una pieza al lugar que lo había adoptado como hijo.  Ese domingo don Silvestre les llegó con su chulada de pieza musical”.

 

Enrique de Parodi relató a manera de anécdota acerca del hermosísimo  vals “Suspiros y lágrimas”, que durante el movimiento revolucionario en Sonora, un día, un hombre dijo a su novia al partir: “Si algún día no vuelvo porque caiga muerto en los campos de batalla, cuando oigas este vals que toca la orquesta… piensa en mí”.  El militar cayó víctima de las balas y fue enterrado en Navojoa y la novia…..”