Martha Bernal Salazar

Por Eliseo Ramírez Alvarez

28 de Mayo de 1984

Marta  Bernal Salazar vivió una vida plena. Es cierto que murió de cáncer pero ese final tan doloroso en una madre, en una hija y en una esposa, fue un remate adecuado para su vida de novela.  ¡Que mas da si se cumple con todos, hijos, hermanos, padres, esposo y amigos y a todos se deja un recuerdo de orgullo y bendición! ¡De tantas otras cosas se muere y el final viene a ser el mismo!

 

Así de plenas  y románticas son algunas vidas, con un algo especial que se sobrepone y destaca por encima del final común de los humanos, que es la muerte, y que mitiga el dolor de sus deudos y amigos. Estas reflexiones nos hemos hecho en ocasión de la muerte de Marta, muchacha de alma luminosa y sonrisa saludable y cautivadora.  Cautivó con ellas al joven estadounidense Allen Smith que, sin saber español, ni ella saber inglés, la solicitó en matrimonio a los noventa días de conocerla.  Su noviazgo fue un doble curso intensivo de tres meses, español e inglés. Por el amor de Marta y para más identificarse y estar acorde con ella, Allen dejó su religión y se hizo católico. Muchos hermosillenses recuerdan la boda religiosa, internacional ceremonia oficiada en inglés y español, en una atmósfera de gozosa simpatía, augurante y rebosante de buenas relaciones y felicidad. Fue inolvidable en verdad, aquella fecha de 21 de noviembre de 1964 en el templo del Sagrado Corazón de Jesús de esta ciudad,

 

Marta vivió, desde entonces, en los Estados Unidos.  Su esposo fue noble y leal compañero, a cuyo lado fue objeto de honores y satisfacciones inolvidables.  Su casa en Washington fue siempre un foco de amor y centro de felicidad.  Fue siempre la reina de su hogar, cuya felicidad colmaron sus dos hijos: Allen y Ricardo, que mucho habrán heredado de su bella y ejemplar madre sonorense. Marta viajó mucho, acompañada siempre de su esposo, inclusive en su ataúd, de Washington a Phoenix, donde fue sepultada el pasado viernes 25 de este mes de mayo, y a donde su esposo ha decidido cambiar su residencia. Marta fue hija de los señores Alberto Bernal, de Empalme, y la señora Carlota Salazar Vda. de Bernal, vecinos de Hermosillo de tiempo atrás; él fue empleado de la Comisión Federal de Electricidad y ella maestra normalista.