“HERMOSILLO,
EMPORIO DE BEBEDORES”
Por Ramón F.
Zamora
El
Gobierno del Estado acaba de citar un acuerdo enérgico a 16 municipios para que
ya no admitan solicitudes de permisos para la apertura de cantinas y expendios
de cerveza, considerando que hay en exceso comercio de bebidas embriagantes y
trata de reprimir la embriaguez del pueblo. Muy plausible la idea, pero la
historia demuestra que no es medida eficaz. Cristo mismo fue partidario del
vino y cuenta tanto el Viejo como el Nuevo Testamento que convirtió el agua en
vino. Wilson fracasó con su ley seca y Calles también con su famoso Decreto
Número Uno, pues los oponentes más allegados (los Diputados) bebían en esa
época más que todos los indios de la
Matanza, y el pueblo le puso el mote de “cantina ambulante”
al carro Cadillac en que se paseaban diariamente los citados Diputados. El
Gobernador Interino Don Emiliano Corella tuvo igual fracaso en su
Administración. Hermosillo no de ahora, sino de hace muchos años ha sido y
seguirá siendo un emporio de bebedores, y pruebas al canto: Dicen que hoy hay
en Hermosillo 153 negocios entre cantinas y expendios de cervezas y el Gobierno
está alarmado como un niño, pero para tranquilidad de la conciencia del amigo
Lic. Sobarzo, titular del Ejecutivo, voy a darle estos datos estadísticos de
Hermosillo en 1903, cuando la ciudad tenía de 10,000 a 12,000
habitantes: cantinas y tendajones donde se vendían bebidas alcohólicas: 143. En
consecuencia, y los números son claros y
precisos, a los 45 años de distancia y con una población casi aumentada en tres
tantos, solo han aumentado 10 negocios de esta índole.