En 1870, el Ayuntamiento de Hermosillo que regía los destinos de este sufrido pueblo, encontró entre otras cosas que se hacía necesario un reglamento para el régimen de la cárcel pública en vista de la “notable delincuencia”. Acordó dar los pasos necesarios y en octubre del mismo año discutió y aprobó un reglamento en cuyo articulado constan los siguientes datos curiosos cuanto severos a saber: Art. 4.- El Alcalde queda obligado a vigilar para que los presos no violen la incomunicación en que se les ponga hasta que los jueces dispongan su cese; Disciplina de los Presos: Art. 12.- Los presos están obligados a: 1) guardar silencio y compostura, 3) a ser obedientes. Art. 13: La desobediencia a ejecutar trabajos y la resistencia a las órdenes serán a castigadas así: 1) sufrir encierro en un separo de uno a tres días, 2) a reducción de alimentos a pan y agua por el mismo tiempo y 3) con encierro y privación total de alimentos por un día cuando sean incorregibles. Art. 16: Los presos podrán dedicarse a los siguientes trabajos: a) sastrería, b) torcedura de cigarros y puros, c) tejido de sombreros de palma y cajes de hilo. Al leer uno lo anterior se le comprime el alma y resulta un insulto la frase popular que dice “todo tiempo pasado fue mejor”, y si comparamos a los presos de hoy con los del 70, éstos están en un lecho de flores ya que repetidas veces tienen música, bailes y actos culturales contra las hartadas de hambre de aquellos infelices, y vaya que la gente de entonces era más beata y santularia que la de hoy. Huelgan los comentarios.
Recopilación por: Ing. Manuel de Jesús Sortillón V. para www.hermosillohistoria.com