Según el
Presupuesto Municipal aprobado para regir en el año de 1870, la ciudad de
Hermosillo contaba, para su seguridad, vigilancia y protección de sus seis mil
y pico de habitantes con el siguiente personal: Un Comandante con $50.00 pesos
al mes; un Cabo de Serenos con $35.00; un Cabo Diurno con $25.00, 10 Serenos
con $15.00 cada uno al mes y 4 Policías de Día a $15.00 cada uno al mes. Total:
17 hombres en la vía pública. Y según datos que obran en mipoder, lo fincado y
habitado en Hermosillo, en 1870, llegaba a lo que es hoy calle Morelia y que se llamó entonces “Del Norte”, ya que
el cementerio o Campo Santo estaba en las afueras, lo que es hoy el popular
Jardín Juárez. Ahora, a los 78 años cuenta la policía con un personal en la vía
pública (descontando oficinas, choferes, comisionados, etc.) con 43 hombres, o
sea un aumento de 26. Este aumento en más de medio siglo es insignificante
tomando en cuenta el área de la ciudad y su población; más si dividimos como
esta hoy el servicio en tres turnos de 8 horas, toca a cada uno 14 individuos
en cuyas espaldas descansa (injustamente) la seguridad y vida de más de 40,000
habitantes. Y todo parece indicar que la falta de policía ha sido una
enfermedad en Hermosillo, ya que en agosto de 1870, el Ayuntamiento ordenó el
traslado de algunas ordeñas a la parte norte de la acequia El Alto, hoy calle
Sonora y los dueños de tales ordeñas protestaron enérgicamente ante el
Presidente Municipal Francisco Buelna, aduciendo como razones de peso para
oponerse a tal medida por ser el lugar “puro monte” y estar expuestos a asalto
de “malhechores” por falta de policía.