LA MANO DE OBRA EN EL CANAL DE PANAMA
Por
el Dr. Alonso Roy
Los verdaderos héroes durante la
construcción del Canal de Panamá, lo fueron aquellos miles de trabajadores que
hicieron posible, con su gran esfuerzo, que llegara el 15 de agosto de 1914 y festejar
el cruce inaugural efectuado por el vapor Ancón. Muchos otros ofrendaron su
vida y murieron víctimas de accidentes de muy variada naturaleza, o por las
terribles enfermedades (malaria, fiebre amarilla, tifoidea, disentería,
tuberculosis, pulmonía, etc.), que se encargaron de diezmar la fuerza laboral.
Elementos de las más diversas
nacionalidades regaron con sudor y sangre cada metro en la terminación de la
más grande obra de ingeniería jamás emprendida hasta esa fecha. Los británicos, americanos y españoles
integraron la mayoría de este cuerpo laboral, con algunos nacionales de Japón.
Grecia, Italia y otros europeos, además de latinoamericanos. Para 1913 los
obreros, no norteamericanos, se distribuían de la siguiente manera:
antillanos:
|
29667 |
españoles: |
8722 |
italianos: |
1941 |
colombianos: |
1403 |
panameños: |
357 |
ticos: |
244 |
franceses: |
19 |
armenios: |
14 |
no clasificados: |
69 |
El grupo de antillanos, a su vez
se desglosaba así:
Barbados: |
10448 |
Martinica: |
5542 |
Trinidad: |
1284 |
Jamaica: |
67 |
resto de las islas: |
17391 |
Al pensarse en los antillanos que
trabajaron en las obras del Canal, de inmediato se asocian como provenientes de
Jamaica, sin embargo, las estadísticas han demostrado todo lo contrario. Apenas
un insignificante número de obreros eran jamaicanos, debido a la prohibición
que mantenía dicho gobierno sobre sus connacionales, en el sentido de viajar a
Panamá, además de imponerles un alto impuesto para aquellos que todavía
insistían en salir hacia la construcción del canal. Si alguna vez se pensó en
traer negros de los Estados Unidos, muy pronto se abandonó esta idea, ya que
los antillanos habían demostrado que eran fuertes y consistentes en su
esfuerzo, además, el costo de la transportación era mucho más bajo.
En cuanto a la mano de obra china,
desde los tiempos de John Stevens, ingeniero jefe de la obra en 1906, se trató
de reclutarla por medio de avisos en los periódicos, llamando a una subasta
para conseguir 5000 chinos, como primera instancia y aumentar gradualmente este
total, de acuerdo con su rendimiento.
Al momento final, en esta
licitación humana, solo se presentaron cuatro propuestas. Los ofrecimientos
variaban de 10 centavos por hora, a 12.5 y 13. Otro pliego especificaba a 11
centavos por hora, los primeros 2000 chinos, luego a 10 centavos hasta un
número de 11000 obreros y después se rebajaría a 9 centavos, hasta alcanzar un
total de 15000. Esta licitación y las diferentes respuestas obtenidas, dieron
inicio a una serie de fuertes protestas en los Estados Unidos, China y Panamá,
al punto de cancelarse todo este asunto.
De cualquier forma, opinaba el
Gobernador de la Zona en ese entonces, Mr. Charles M.Magoon, los chinos nunca
sobrevivirían a tan pesado trabajo en las excavaciones, más allá de ahorrar el
dinero suficiente para establecer un pequeño negocio (víveres, restaurantes,
lavanderías, hortalizas, etc.), y más tarde lanzarse a mayoristas. Los
trabajadores blancos, de diferentes países fueron aumentando desde 1904, en
vista del notable mejoramiento en las condiciones sanitarias de la Zona del
Canal (fumigaciones masivas, suministro completo de quinina, drenajes amplios,
magnífico servicios hospitalarios y de recuperación.
El último caso de fiebre amarilla
fue informado por el Coronel Gorgas, jefe de Sanidad en el Canal, el 23 de
diciembre de 1906. La erradicación de tan terrible como atemorizante,
desmoralizadora y mortal enfermedad, había tomado cerca de año y medio en
Panamá, más que nada por el poco apoyo que recibió Gorgas, en los comienzos de
su batalla contra el mosquito Aedes Egypti.
Aún en las altas esferas
gubernamentales, se negaban a otorgarle los fondos necesarios que solicitaba,
hasta el punto de casi hacer fracasar la campaña de sanidad. El decidido apoyo
de Stevens, ingeniero jefe del Canal, fue un factor altamente importante en
este aspecto. Así fue como se perdió un tiempo muy valioso, que de manera
similar, significó un mayor número de fallecidos. Según Gerstle Mack en su
extraordinaria obra La Tierra Dividida, "En la erradicación de la fiebre
amarilla en Panamá, no hubo nada milagroso: solo ciencia, determinación, dinero
y una estupenda cantidad de arduo trabajo. En su guerra contra las
enfermedades, la organización norteamericana de salud, tenía dos armas
valiosísimas de las cuales carecían los franceses: un gran dirigente, Gorgas, y
el reciente descubrimiento del mosquito como transmisor de la fiebre amarilla y
la malaria, los dos azotes fatales del Istmo.
En La Habana, como contraparte y
donde no existieron estos factores de estancamiento, la batalla contra la
fiebre amarilla, duró solamente ocho meses. En 1908 se habían importado cerca
de 12000 europeos, como obreros sin programas. El desglose en esos momentos era
el siguiente:
españoles.......... |
8200 (en 1910 arribaron 2000 más) |
italianos.......... |
2000 |
griegos............ |
1100 |
franceses.......... |
20 |
|
|
Los europeos resultaron mejores
trabajadores que los negros y se observó que resistían mejor el clima, aunque
su paga era el doble. No obstante, los antillanos a medida que se ajustaban a
sus labores, resultaron excelentes.
El número promedio de empleados en
los años de la época norteamericana fue aproximadamente:
1905 |
17000 |
1910 |
50802 |
1906 |
26547 |
1911 |
48876 |
1907 |
29328 |
1912 |
50893 |
1908 |
43890 |
1913 |
56654 |
1909 |
47167 |
1914 |
44329 |
Las huelgas del personal humano a
través de los años no llegaron a representar ningún problema de importancia y
jamás por este motivo hubo de interrumpirse el normal desempeño del Canal. En
cambio, los derrumbes del Corte de Culebra sí lograron este efecto, ya que en
1914, apenas a unos meses de la inauguración de la gran zanja acuática, hubo de
paralizarse el cruce de barcos, por espacio de siete meses, debido a una gran
avalancha de tierra del cerro Cucaracha. Goethals implantó la modalidad de
reunirse los domingos por la mañana con los trabajadores, para oír
personalmente todo tipo de asuntos, que a la vez servía como una válvula de
escape para estos grupos. Cerca de 100 empleados desfilaban esos días para ser
escuchados por el Gran Jefe.
A la finalización de las obras,
muchos obreros fueron repatriados hacia los Estados Unidos, a costo de este
país, mientras otros se dirigieron hacia las fincas de banano de la United
Fruit Co. De cualquier manera, existió
una sobre abundancia de mano obra, que determinó una rebaja general de sueldos
del 50% en 1919 que motivó un débil conato de huelga, y que no obtuvo ninguna reivindicación a sus
promotores.
La mano de obra durante la
construcción del Canal de Panamá, llegó a convertirse en una liga de las
naciones, con diferentes lenguas, costumbres, religión, etc., pero todos ellos
con la consigna de ganar buen dinero para abrirse paso en la sociedad en
general. Definitivamente, existió dentro de ese sistema socializado y de paternalismo,
un sentimiento de orgullo por llevar adelante y terminar la grandiosa obra
iniciada en 1904.
Siempre prevaleció una enorme
diferencia entre los trabajadores blancos y negros (gold roll y silver roll) en
los aspectos laborales, sociales y por supuesto, en salarios y beneficios
recibidos. Tres presidentes norteamericanos tuvieron bajo sus manos la
responsabilidad del triunfo: Theodore Roosevelt ( 1901-1909), William Howard
Taft (1909-1913) y Woodrow Wilson ( 1913-1921 ). De estos Jefes de Estado, no
hay dudas que Roosevelt fue "el real
constructor del Canal”. No sería un triunfo mayor, aunque hubiera levantado
cada palada de tierra en estos trabajos, de acuerdo a la opinión de Goethals.
Los obreros del Canal de Panamá
escribieron una maravillosa hoja en la historia, por su lealtad, esfuerzo y
orgullo para llevar hasta su finalización, la magnífica epopeya de su
construcción, marcada por la organización y eficiencia que demostraron los
norteamericanos a lo largo de los diez años (1904-1914) de su liderazgo.