LA TIERRA EN PANAMA
El Istmo de Panamá, con sólo 50
millas de ancho en su punto más angosto, se caracterizaba por sus montañas, su
impenetrable jungla, los profundos pantanos, las lluvias torrenciales, el
ardiente sol, la debilitante humedad, la pestilencia y algunas de las
formaciones terrestres más complejas del mundo a nivel geológico. La mayor
parte de esto era aparente para los exploradores y agrimensores que exploraron
y midieron la tierra. Lo que no era obvio era la constitución geológica de la tierra,
que aún en la actualidad sigue siendo un reto constante que se mantiene
controlado, pero que aún no ha sido conquistado. Otro aspecto que era aparente
era que el intento de construir un canal por Panamá ya había desafiado y
vencido los conocimientos técnicos de una de las naciones más grandes del
mundo.
Las pequeñas montañas verdes
que emergían tras costas de coral se veían benignas y tentadoras. Sin embargo,
al contrario de la mayoría de las cordilleras, en vez de estar formadas por
doblaje debido a la presión lateral, estas montañas se habían formado por la
actividad ascendente de movimientos volcánicos individuales. Formaciones
independientes de diferentes tipos de roca dura se encuentran intercaladas y en
capas entre rocas y materiales más suaves en una mezcla desordenada e
impredecible de capas y ángulos. El Istmo también ha estado sometido a varios
períodos bajo el agua, añadiendo de esta forma cavidades de material marino a
la mezcla geológica. Esto, además del hecho de que existen seis fallas importantes
y cinco grandes núcleos volcánicos sólo en el corto trecho entre las ciudades
de Colón y Panamá, se convierte en otro reto geológico del área. Los ingenieros
de ese tiempo no sabían de la complejidad geológica del Istmo, quizás por
fortuna, porque es probable que de haberlo sabido se hubieran asustado.
Además de las dificultades de
los agrimensores estaba el bosque tropical que cubría el terreno montañoso
desde la base hasta la cima, una vegetación tan densa que era casi
incomprensible para el inexperto o aprendiz.
El clima tropical de Panamá,
con una temperatura promedio de 80 grados y una precipitación anual de 105
pulgadas, reúne las condiciones ideales para el crecimiento de la jungla,
similares a las de la jungla del Amazonas en Brasil. De hecho, la jungla de
Panamá fue utilizada como terreno de entrenamiento por las tropas de los
Estados Unidos enviadas a Vietnam, al igual que para entrenamiento de
supervivencia por los astronautas enviados a la luna. Este tipo de jungla debe
ser atacada constantemente ya que, si se baja la guardia, retomará su avance
sin descanso por los caminos que tanto costó abrir.
Las inundaciones, especialmente del Río Chagres,
constituyeron otro serio problema. Debido a lo empinado del terreno, las
fuertes lluvias se acumulan con rapidez formando corrientes que fluyen con
fuerza hacia el río, aumentándolo en poco tiempo y causando inundaciones. Lo
que ocurre es descrito amablemente y en palabras oficiales en La Climatología e
Hidrología del Canal de Panamá:
"Aunque casi todo el país,
desde sus cabeceras hasta Alhajuela, está cubierto con vegetación, la mayoría
de la cual es muy densa, los taludes son tan empinados y las rocas se
encuentran tan superficialmente, que las severas tormentas tropicales
convierten los empinados taludes del Chagres en una serie de pequeños torrentes
y cascadas, haciendo que el río crezca repentinamente y descargue volúmenes de
agua casi inconcebibles".
Por ejemplo, el 19 y 20 de
julio de 1903, luego de dos días de fuertes lluvias, el Río Chagres
(normalmente a unos cuarenta pies sobre el nivel del mar en Gamboa) creció
sesenta pies sobre el nivel del mar y su tasa normal de descarga de 3,000 pies
cúbicos por segundo aumentó a más de 31,000 pies cúbicos por segundo.
Los ingenieros franceses bajo
el mando de de Lesseps no habían podido controlar las inundaciones del Chagres
y el esfuerzo americano tampoco tuvo éxito completo, si no hasta la
construcción de la Represa Madden (Alhajuela) en Gamboa en la década de 1930.
Los franceses sufrieron periódicamente la desalentadora barrida de puentes y
equipos a manos de las inundaciones y decenas de miles de toneladas de tierra,
roca y escombros que se volvían a depositar en las áreas que con tanta
dificultad habían sido excavadas.
Finalmente, tanto la malaria
como la fiebre amarilla eran enfermedades endémicas del Istmo. Por varios
cientos de años, los extranjeros que venían a esta "Costa de la
Fiebre", especialmente los marinos que venían de paso, morían de
enfermedades causadas supuestamente por "vapores miasmáticos" que
emanaban de los pantanos y ciénagas.
"Cuando los vientos
alisios mueren y el aire caluroso y húmedo del Istmo cesa de soplar, unos humos
blancos emanan a veces del océano henchido y viajan como neblina sobre tierra y
mar. Los humos blancos son los precursores de la fiebre y las enfermedades y
aquellos en el Istmo que saben de esto permanecen dentro de sus casas, evitando
encontrarse con el fantasma del océano a medio camino. En aquellos días…los
vapores blancos que emanaban de la perturbada tierra del Istmo eran mucho más
desastrosos por sus efectos mortales que los vapores del océano. Salían de la
tierra como incienso de un brasero. Traían consigo desde su prisión subterránea
todo el veneno de la putrefacción y donde fuera que atrapaban a sus víctimas
seguía la secuela de fiebre y muerte…"
Aunque pudiera parecer ridículo
hoy, en ese tiempo no existía otra explicación más creíble. De hecho, cuando
finalmente se comprobó que las picadas de insectos, en este caso mosquitos,
transmitían las temidas enfermedades - el Stegomyia fasciata la fiebre amarilla
y el Anofeles la malaria - la idea se tomó igualmente como absurda y quienes
sugirieron esos conceptos fueron ridiculizados abiertamente. Tal era el estado
de los conocimientos médicos en la época. De haber estado los estadounidenses
en el Istmo en vez de los franceses, hubieran sufrido de manera similar.
En cierta forma, se puede ver
que la suerte de los franceses en el Istmo ya se había dispuesto. Nos parece
increíble hoy ver las dificultades que debían librar entonces para llegar a su
meta. Sin importar cuáles hubieran podido ser sus problemas administrativos,
nunca se podrá reprochar el coraje y la determinación de los valientes
franceses.
Tomado de: http://www.nautigalia.com/panamacanal/index2.htm