CAPÍTULO XIII

JUAN Y EUSEBIO JUNTOS DE NUEVO

 

 

De nuevo Kino propuso otra expedición al noroeste y hasta el P. Visitador se animó a sumarse a la delegación. Esta nueva entrada también llevaba el interés de demostrar que el interés por las misiones de los pimas del norte era verdadero, pues malas voces rumoraban lo contrario. El Padre Leal llegó a Dolores el 21 de octubre de 1699 junto con el P. Francisco Gonzalvo, compañero de viaje de Campos desde Europa que también se incorporó al grupo. Kino, Manje, Leal, Gonzalvo y Campos  partieron hacia Remedios con sirvientes y 50 cabalgaduras; otras 66 cabalgaduras ya se habían adelantado hacia San Xavier del Bac.  La expedición viajó como siempre de Remedios a Tumacácori y a Bac, donde se uniría el Capitán Bernal y su ejército.

 

Ya en Bac Manje realizó un censo que arrojó el dato de un millar de habitantes; de allí continuaron hasta San Cosme del Tucson y San Agustín. En el camino sucedió que dos de los mozos de Leal se enfermaron y Bernal no había llegado; la expedición esperó dos días más. Kino y Manje aprovecharon para visitar Santa Catalina y cuando regresaron se encontraron con una carta de Bernal informando que había partido hacia el oriente para sofocar otra rebelión de los Jocomes. Sin soldados, Kino prefirió no moverse mucho y la excursión cambió de rumbo hacia la tierra de los Pápagos. Regresaron a Bac, mandaron a Dolores a los dos sirvientes enfermos y enfilaron hacia Actum (hoy Santa Rosa). En tres días recorrieron poco más de 100 kilómetros visitando rancherías “todas de gente muy amigable y dócil”. En Actum “nos salieron a recibir más de 20 justicias que habían concurrido y como 20 muchachos que nos recibieron de rodillas con cruces en las manos que las dieron al P. visitador Leal; después, puestos en una muy larga hilera, nos recibieron más de 400 hombres y muchas mujeres con sus párvulos ya bautizados desde dos años antes”. En total estimaron 1200 almas; el P. Gonzalvo estaba admirado del magnetismo de Kino. El mismo día continuaron hacia el norte llegando a San Francisco de Adid, donde los recibieron 200 hombres y como 800 almas, entre ellos muchos de los 102 niños bautizados el 4 de octubre anterior. Por la noche hubo una rueda con los Gobernadores hablando con fervor de temas religiosos, entre ellos el principal de los Cocomaricopas. Kino comenta: “con bien rara fineza y lealtad, me trajeron un muy gordo y lindo caballo que el año antecedente se nos había quedado perdido”. Fueron alojados en una casa de palos y esteras.

 

Después de enviar unas cartas a las tribus del Gila, se dirigieron hacia Merced del Batki, donde habría 800 personas y gratas bienvenidas. En Merced otros dos mozos se enfermaron; Leal y Gonzalvo se quedaron para cuidarlos prosiguiendo el camino después hacia Tubutama; Kino y Manje partieron el día 8 hacia el poniente para a bautizar a todos los enfermos que pudieran encontrar en las rancherías. Recorrieron 50 kilómetros rumbo a San Rafael del Actum donde bautizaron a dos niños y dos adultos enfermos; el 9 viajaron más de 30 kilómetros al norte para Baguiburisac en las cercanías de Komaki donde contaron 400 almas; siguieron 60 kilómetros más al norte y antes del anochecer llegaron a El Coati y Sibagoyda.

Expedición de Octubre de 1699. Dolores(1), Tumacácori(2), Bac(3), Tucson(4), Santa Catalina(5), Actum(6), San Francisco Adid(7), Merced del Batki(8), San Rafael del Actum(9), Sibagoyda(10), Sonoita(11), Búsanic(12), Tubutama(13), Magdalena(14) y Dolores(1).

 

Los dos jinetes se dirigieron hacia el suroeste, atravesaron por un paso la sierra y tras un recorrido de 122 kilómetros llegaron a Sonoita. El día 11 completaron una jornada de 222 kilómetros para llegar a Búsanic, donde encontraron a Leal y Gonzalvo, durmiendo solo 4 horas. La mañana siguiente mataron dos vacas y dos carneros, repartieron regalos, predicaron y dieron varas de justicia. Continuaron a Tubutama y llegaron a Dolores el día 18 de Noviembre.

 

En el camino de Gila a Dolores, Kino analizó la situación geográfica del noroeste; al haber fracasado en su intento de comprobación, no le quedó más que relacionar las conchas azules con la California; él mismo lo explica: “... en el camino, cuando veníamos de vuelta para Nuestra Señora de los Dolores, se me ocurrió que dichas conchas azules serían de la contracosta de la California y Mar del Sur, y que por donde ellas habían venido de allá para acá, nosotros podríamos pasar de allá y a la California. Desde entonces dejé la fábrica del barco de doce varas de largo y cuatro de ancho, que en la Concepción de Caborca, cerca del mar de la California y aquí en Nuestra Señora de los Dolores, para llevarlo después todo a la mar estábamos fabricando”. Tres semanas después de que Kino llegó a Dolores con sus conchas azules (28 de marzo de 1699), el padre Juan María Salvatierra escribió a Kino imaginándose también esta conclusión: “estamos deseosos de saber si desde esa nueva costa que anduvo vuestra Reverencia se descubre la California, y qué rastro hay por allá de si se cierra este estrecho de mar”. Kino le había enviado con anterioridad un informe del viaje al Río Colorado con el capitán Carrasco. La única manera de comprobar la hipótesis sería con otra expedición donde Kino y Salvatierra harían equipo. Salvatierra le escribe a Kino: “Me hogara mucho viniera Vuestra Reverencia a este descubrimiento que así pudiera Vuestra Reverencia viniéndose acá después de la cosecha y serrado el trigo, se embarcara en Yaqui y llegado aquí nos hiciéramos a la vela todos”.

 

De nuevo las conchas azules brillan en el escenario; Kino escribe: “Hallándome en 29 de marzo de 1700 en el Pueblo de Nuestra Señora de los Remedios, un gobernador de cerca del Río Grande y otros naturales Pimas me trajeron un santa cruz con una sarta de veinte conchas azules que me las enviaba en Gobernador Principal de los Cocomaricopas, que vive en la Ranchería grande de Dacoydag con la muy amable respuesta a unos recaudos que yo le había enviado, convidándolo a recibir nuestra Santa Fe; y volviendo a considerar que esas conchas azules eran de la contracosta, según yo allá las había visto cuando estuve en la California, avisé de ellas a algunos padres remitiéndola después juntamente con la santa cruz al Padre Visitador Antonio Leal”.

 

Viajar al noroeste de nuevo estaba siendo prioritario. Por esas fechas el P. Tirso González autoriza a Kino de que pasara la mitad del año en la Pimería y la otra en California, pero la expedición ocupaba el interés principal por el momento. El 21 de abril de 1700 el P. Eusebio comienza la nueva caminata con 10 indígenas de Dolores, “cincuenta y tres cabalgaduras, unas mulares y otras caballares”; pasó por Cocóspera que llevaba tres años abandonada y llega a San Xavier del Bac el día 28. Pero los planes tuvieron que cambiar, pues Kino se enteró de que Escalante había partido para el país de Soba, anunciando nuevos problemas, por lo cual el P. Eusebio prefirió abandonar el proyecto del Gila. Aprovechó la ocasión y convocó a una gran asamblea de jefes para hablar sobre la Fe, y de pasada el asunto de las conchas azules y la California.

 

Mientras esperaba la visita de los convocados, se dedicó a dar catecismo y bautizar a los naturales de Bac, comenzando “los cimientos de una muy grande y capaz iglesia y casa”. Para el día 30 ya habían llegado varios jefes; Kino comenta: “tuvimos largas pláticas en primer lugar de nuestra Santa Fe y de la paz y quietud y amor y dicha de los cristianos; juntamente, haciendo más y más pesquisas de dónde se traían las conchas azules, porque todos aseguraban que no las había en toda esta más cercana Mar de la California, sino que venían de otras tierras más remotas”.

Expedición fallida de Kino en Abril de 1700; Dolores(1), Tumacácori(2), Bac(3), San Ignacio(4). La ruta fue 1-2-3-2-4-1.

 

 

Kino logró aumentar sus sospechas acerca del paso por tierra a California pues los jefes confirmaron la hipótesis: “conocidamente venían de la contracosta de la California y de aquella mar, diez o doce días de camino más remota que esta otra Mar de la California, en la cual hay conchas de nácar y blancas y otras muchas, pero no de aquellas azules que nos dieron en los Yumas y me enviaron con la Santa Cruz a Nuestra Señora de los Remedios”. El 02 de Mayo la expedición salió de Bac hacia Dolores y estando en Tumacácori el día 03, recibió carta del Padre Campos  pidiendo que el Reverendo Padre Eusebio se dirigiera a San Ignacio lo más pronto posible, a fin de que intentara salvar a un pobre delincuente que sería ejecutado al día siguiente. Kino calculó el camino y vio que podía dar la misa de la mañana e iniciar la marcha. Sin   perder tiempo, cabalgó 93 kilómetros en la urgente travesía: “llegué casi a media noche a San José de Hymeris y el otro día muy temprano a decir misa a San Ignacio y se logró escapar al preso de la muerte”. Una muestra más del sacrificio de un gran hombre y de su imponente presencia en los asuntos tanto seglares como divinos.

 

Por todas partes se exhibía el interés de confirmar la noticia del paso por tierra a California; Kappus le escribió: “Si vuestra Reverancia consigue la entrada por tierra a la California, celebraremos todos con grandes aplausos tan feliz jornada con que quedará el mundo desengañado  si es isla o península lo que hasta hoy se ignora”. El padre Manuel González le hizo saber:  “Estoy deseando  mucho el que vuestra Reverencia acabe de hacer esta deseadísima entrada por tierra a las Californias. Una estatua rica y famosa le hemos de levantar si esto hace, y si es breve dos serán las estatuas; Dios le dé a vuestra Reverencia vida, salud y fuerzas para eso y otras mil cosas más”. Cuando Kino respondió esta carta del padre González, replicó que las dos estatuas deberían ser de Jesús Nazareno y de Nuestra Señora de los Dolores... para él no quería ninguna.

 

Kino dejó pasar el verano para darle oportunidad a los ríos y aguajes de cargarse, y para el día 24 de septiembre inicia una nueva marcha con 10 sirvientes y 60 bestias entre caballos y mulas. El viaje de ida y vuelta abarcó 380 leguas, algo así como 1400 kilómetros. Llegó a Síboda (Cíbuta) donde tenía una nueva estancia con un millar de cabezas de ganado y cuatro manadas de yeguas. Pronto llegó a Búsanic y Tucubavia desde donde mandó un mensaje a Caborca para que lo encontraran en Sonoita con caballos de remuda. En una nueva ruta llegó a Merced desde donde mandó la mitad de sus sirvientes y la mayor parte de las cabalgaduras a Caborca; el desierto debía de pasarse con la menor gente posible. Pronto estuvo en San Gerónimo, una ranchería nueva que encontró densamente poblada con tierras de siembra de maíz y calabazas: Kino comenta: “Nos recibieron con cruces y arcos puestos, con una casita y bastimentos prevenidos; contamos 280 indios puestos en hileras como en los pueblos cristianos. A una hora de la noche nos vinieron a ver y a darnos la bienvenida otros ciento cincuenta indios de la otra ranchería, que por ser de noche no habían venido las mujeres ni los muchachos, e informándonos supimos que en estos contornos a donde todavía nunca habíamos entrado, había más de mil almas que no habían visto ni padre ni español alguno”. Fueron nombrados un nuevo gobernador, un fiscal mayor y otras justicias en nombre del rey; siete niños y tres adultos fueron bautizados.

 

La expedición continuó hacia el norte hasta el Río Gila y en su descenso pasó por las rancherías cocomaricopas siendo muy bien recibido. El 6 de octubre llegó a la ranchería de San Pedro donde recibió por primera vez las conchas azules. Kino escribe: “Nos recibieron con todo cariño y hasta al perro que iba con nosotros le dieron agua y pinole en una corita con todo agasajo, como si fuera gente, admirándose de verle tan manso y leal, cosa nunca vista para ellos; y en eso eran semejantes a los californios cuando quince años antes los fuimos a ver las primeras veces... Otras tres cosas hallamos después, estos días, en que los naturales con sus tierras se asemejan a los californios: 1) El vestuario de los hombres y las mujeres; 2) Que de otra manera se cortan el cabellos los hombres y de otra manera los muchachos; 3) Que hay por acá varios árboles propios de la California, como el árbol del incienso y el árbol de la fruta que llaman medessé (mezquite)”. Guías Yumas acompañaron a Kino por tierras desconocidas aguas abajo del Gila. Kino comenta: “Aquí corre el río como 30 kilómetros al norte y después sale otra vez al poniente; en el camino nos dieron mucho pescado así crudo como tatemado, que aunque tenían sus milpas de maíz y frijol, calabazas y sandías, todavía el frijol y el maíz no estaban maduros. Dormimos en un buen paraje de muy buenos pastos que le pusimos de Las Sandías, pues las había en  un pingüe arenal al pie de un cerro que desde su cumbre se divisa muy patentemente la California, y hoy era día de San Bruno, patrón de la California”. Era el aniversario de aquella primera llegada después del fracaso de La Paz.

 

El día 07 de octubre de 1700 fue memorable para Kino; veamos cómo lo describe: “Saliendo y el río por abajo, a las cuatro leguas de camino (15km), paramos junto a una ranchería que pero estaba de la otra banda del río; mientras despaché unos amigables recaudos a las demás rancherías de los alrededores con el Gobernador y con el Alcalde y con mi Mayordomo de Nuestra Señora de los Dolores, con las cuatro mejores cabalgaduras mulares que llevábamos subí a un cerro poniente, y a donde entendimos ver la Mar de la California, y mirando y divisando hacia el sur y hacia el poniente y sudoeste con anteojo y sin anteojo de larga vista más de 30 leguas (111 km) de tierras llanas, sin mar alguno, y la junta del Río Colorado con este Río Grande sus muchas arboledas y campiñas. Volviendo a nuestro paraje, comimos, añadiendo unos dulces por el consuelo que ya, Gracias al Señor, habíamos dado vista a las tierras pertenecientes a la California, sin que hubiera mar de por medio que apartase estas tierras de ella”. Pero Kino debía regresar: “Y porque se nos iban fatigando los guías pimas, el Capitán y el Gobernador de El Comac y el hijo del Capitán de San Rafael del Actum llamado Miguel, y porque me instaba el tiempo de recoger la limosna de ganados que los padres de estas misiones de Sonora daban para la California, determinó tomar la vuelta para Nuestra Señora de los Dolores”.

 

Pero antes de partir, una delegación de Yumas apareció a la vista procedentes de la junta de los Ríos Colorado y Gila; con lágrimas en los ojos el Gobernador le pidió a Kino que fuera a verlos. El P. Eusebio despachó al resto de la expedición y aceptó desviarse para la visita: “Quedándome a hablar muy despacio con dicho Gobernador que sabía muy bien de las dos lenguas, la Pima y la Yuma; y habíendome informado muy bien aquella tarde y parte de la noche del brazo de mar de la California y de las cercanas nuevas naciones y con especialidad del mucho gentío del muy caudaloso cercano Río Colorado, me pareció materia de escrúpulo no ir a ver a esos numerosos naturales”. Kino comentó su escala entre los Yumas: “Y pasándolo a las ocho leguas (30 km) de muy buen camino (desde las Sandías) llegué a los primeros yumas del muy caudaloso Río Colorado”. Fue recibido por más de un millar de personas; se sumaron otras doscientas y al día siguiente trescientas más; estas últimas llegaron de la otra margen del Río Colorado y que lo habían cruzado a nado, de quienes Kino admiró su estatura:  “el principal de ellos, de estatura agigantada y el mayor indio que jamás habíamos visto”. Le rogaron que se quedara más días pues todavía venía gente de otras partes a verlo, pero Kino le manifestó que le era imposible: “No me atreví a detenerme por hacer falta en venir a recoger el ganado para la California que se me había encargado que instaba el tiempo de los herraderos”. Kino tituló a la ranchería como San Dionisio.

 

Trayectoria seguida por la exploración de Kino organizada en el mes de Septiembre de 1700. Dolores(1), Imuris(2), Cíbuta(3), Búsanic(4),Merced del Batki(5), San Pedro(6), Serranía para ver el Golfo(7), Las Sandías(8), Dionisio(9), Sonoita(10), Caborca(11), Tubutama(12), Magdalena(13), Dolores(1).

 

La expedición continuó su marcha llegando más tarde a Sonoita donde esperaba la remuda que se había mandado desde Caborca; a propósito de Sonoita, su relación con California dio a este pueblo una importancia crucial, pues podría convertirse en una estación a medio camino en la ruta al Río Colorado: “Este puesto y ranchería de San Marcelo es lo mejor que hay en esta costa, de tierras fértiles con sus acequias para buenas sementeras –todas a cargo de los indígenas, por supuesto-, y con agua que corre todo el año y con buenos pastos para el ganado, con todo lo necesario para una muy buena poblazón pues tiene aquí muy cercanas más de mil almas y muchas más tiene en sus contornos; y en lo demás, de estas costa hay notable falta de agua que corra cincuenta leguas al sur hasta la Concepción de Caborca y cincuenta leguas al norte hasta el Río Grande y cincuenta leguas al oriente hasta el Valle de San Xavier del Bac; al poniente otras cincuenta y más leguas hasta los confines de los Quiquimas y desemboque al Río Colorado”. En este sitio descansaron, Kino enseñó doctrina y se mató una res gorda. Finalmente la expedición llegó a Dolores el día 20 de octubre, habiendo caminado 384 leguas de ida y vuelta en 26 días, “sin que se nos fatigaran las cabalgaduras y sin avería alguna, que lo atribuimos a los celestiales favores de Nuestro Señor, dando con felicidad vista a la California y a su paso por tierra y habiendo hecho cuarenta y dos bautismos y descubiertos otras cuatro nuevas naciones y el gran Río Colorado, o Río del Norte”. La expedición fue exitosa; las dudas del territorio californiano seguían disipándose cada vez más y las buenas nuevas le llegaron a Salvatierra, que estaba pasando muchos apuros en Loreto.

 

Kino en Sonora y Salvatierra en California traían en mente hacer progresar a California; era un reto para los dos. A principios de 1700, el Padre Juan María viaja a Sinaloa para supervisar el arreglo del barco “San Fermín”, la nave que transportaría el ganado hacia la pobre Loreto. Desde San Felipe, Sinaloa, Salvatierra le escribe una carta que recibe Kino el día 01 de mayo, diciendo: “El miércoles me pondré en camino para Onabas y a no embarazarme la salud o alguna repentina de Loreto de California, pasaré hasta Mátape en 22 de éste... Acabo de recibir carta del padre rector de Mátape en que me avisa haber ya recibido las diez cargas de bastimento que vuestra Reverencia remite para las misiones de Nuestra Señora de Loreto, las cuales agradezco a vuestra Reverencia y estimo sobre mis ojos. Y agradezco a Vuestra Reverencia las trescientas reses que ofrece para la California”... Pero Salvatierra no pudo verse con Kino: “Juzgué poder llegar hasta Mátape pero la fuerza de los soles al irse cayendo enfermos de los ojos los hijos, el haber llegado de repente de vuelta de California la lancha y precisar de mi asistencia, así para la carena como para volver yo en ella y ser preciso el cargarla luego, por ser única y mucha la gente en la otra banda, el conjunto de estas razones me ha forzado volver atrás, desde aquí, y el sentimiento que tengo es la poca dicha de no haber podido ver a vuestra Reverencia. En cuanto a las trescientas reses que vuestra Reverencia quiere dar a la California, me parece que harán falta o daño a las misiones de los pimas, siendo allí pues según he oído pide vuestra Reverencia padres nuevos para poner en la Pimería y así, desde luego, digo que las cien puede vuestra Reverencia guardar para la Pimería y las doscientas las necesito luego luego para la California, y en el puerto de Yaqui que me tiene señalado el padre provincial para ganados, que está cercano a Loreto Conchó de la California, cristianidad ya asentada y que se va fomentando, conservando y adelantando en que pusimos el pie y costó sudores y sangre y grandes gastos, y se dilata, mediante el patrocinio de María Santísima de mar a mar el Evangelio, quedando ya amansadas de costa a costa las rancherías del medio”.

 

La amistad entre ambos era ejemplar. En junio, Kino acompañó personalmente hasta Tuape a los vaqueros pimas que conducirían las 200 cabezas de ganado hasta Yaqui con rumbo a California; en Noviembre de ese mismo año Kino fue a Mátape y en persona recogió los donativos de otras misiones:

 

... “camino de cincuenta leguas (185km) a despacharlas a la nueva estancia de Yaqui, para que de dicha estancia pudiese sacar a los padres de la California la carne, sebo y manteca que hubiesen menester, pasando también el ganado en pie a la California según lo necesitase y los tiempos diesen lugar”. Los donativos fueron: “El partido de Oposura dio 100 y 1000 cabezas de ganado menor que se compró en Yaqui a trueque de ganado mayor; el partido de Ures dio otras 10 reses y 100 el partido de Cucurpe; Mátape dio 60 con alguna caballada y 60 el partido de Guepaca; Arizpe dio 50 cabezas y otras cantidades menores las demás misiones”.

 

Como siempre, Kino estuvo como coordinador general de los donativos: ¡su plan diseñado 13 años antes empezaba a dar resultados!. Para realizar esta ardua tarea, bajo la dirección del P. Eusebio, seguramente viajaron experimentados vaqueros quienes debían realizar el trabajo de controlar y guiar a los animales en una caminata de algunos cientos de kilómetros, enfrentando llanuras agrestes o montañas escarpadas de estas regiones difíciles de la sierra de Sonora. Debe usted imaginar la pericia de estos hombres, indígenas la mayoría, que aprendieron esta técnica bajo la mirada del maestro Kino, quien les depositó la confianza para llevar a feliz término el valioso encargo hasta Guaymas; tras un viaje por mar,  de alto riesgo por los caprichosos vientos del Golfo, se bajarían en Loreto para dicha y consuelo del Padre Juan María Salvatierra... ¡aquello debió ser simplemente fantástico!.

Viaje de recolección de donativos para la Misión de Loreto:  Dolores(1), Tuape(2), Ures(3), Arizpe(4), Huépac(5), Oposura (Moctezuma, 6), Mátape(7), San José de Guaymas(8), Guaymas(9); los itinerarios son supuestos.

 

Tanto Salvatierra como Kino les brillaban los ojos por saber del paso a tierra Sonora-California. La navegación por el Golfo era lenta, cara, incierta y peligrosa; para colmo, el San Fermín acababa de naufragar y de nada servían los donativos sin un barco confiable; un paso seguro por tierra, aunque largo, sería menos costoso. El padre Juan María calculó poder llevar hasta 6,000 cabezas de ganado a través de la posible ruta por tierra que costaría unos seiscientos pesos. El entusiasmo de Kino por los recientes descubrimientos emocionó a Salvatierra; entre ambos pactaron una expedición conjunta. A fines de diciembre, el Padre Juan María cruzó el golfo, y escribe a Kino: “Diome más espuelas a esta jornada el ver los grandes gastos, imposibles de cargarse, en mantener para siempre embarcación grande para transporte de los ganados, y el presente grande desamparo de barcos por la pérdida del San Fermín y la mala composición de la fragata San José”. Salvatierra fue a Sinaloa para disponer de unos donativos, y en enero de 1701 cruzó el Estado de Sonora acompañado de unos nativos de California; tenía la intención de crear una Misión en Guaymas, el cual había sido asignado a los Jesuitas para que pudieran tener una buena bahía y una base para su aprovisionamiento, y al mismo tiempo, que difundieran la fe entre los indios Guaymas; pero el proyecto de momento quedó suspendido por causa de inundaciones.

 

Al pasar por Mátape, el P. Juan María Salvatierra puso en sus manos las tres conchas azules que los nativos usaban para beber y que Kino le había enviado tiempo atrás; junto a las conchas iban también unas bolas prietas bien esféricas y unas madejas de hilo. El Padre exclamó: “Válgame Dios”, al mismo tiempo que los indios californios que viajaban con él contaron una historia interesante. Hablaron de una danza llamada Mico que se iba celebrando de una ranchería a otra. La gente del norte llevaba “cabecitas de pájaros y animalitos y plumas varias de pájaros que da cada tierra a sus vecinos de la siguiente ranchería hacia el sur y bailaba con ellos. El poblado que recibía los trofeos los pasaba al siguiente y así llegaban hasta Cabo San Lucas”; entre los trofeos de esta danza había algunos cuchillos; Salvatierra dedujo que los cuchillos debían haber llegado de Nuevo México, de manera que la tierra debería ser continua desde aquella provincia hasta la Baja California. Se entiende que los nativos no conocían el modo de construir barcos que les permitiera navegar grandes distancias si hubiera mucho mar de por medio entre California y las tierras del norte de Sonora. Otra historia le pareció interesante al P. Salvatierra y ocurrió en San Ignacio y Magdalena; los indios de ahí contaron que alguna vez otros naturales habían llevado a traficar a esas tierras ropa que el mar había arrojado a la playa; el P. Juan María comenta: “No dejó de hacerme fuerza dicha nueva y considerando que dentro del estrecho no se había perdido ningún barco, entré en sospecha si sería esto no en las playas del estrecho, sino en las playas del otro mar, más allá del estrecho que dentro de la California llamamos Mar del Poniente y se llama vulgarmente Mar del Sur, o de la contracosta, y si quizá sería la pérdida de la Nao de Filipinas, llamada El Santo Cristo de Burgos; y a ser esto así, era señal de que se cerraba del todo el estrecho y no había más mar que el Mar Grande del Sur, por cuyas playas vendría pasando de mano en mano dicha ropa a los pimas de la Magdalena”. No faltó quien contradijera todo las conclusiones vertidas; escribe el P. Salvatierra: “Procuraba un sujeto embarazarlo todo con razones sin fundamento con la acusación de que la entrada tenía por objeto solamente ganar el favor del rey y formar méritos, y éstos caerían en cabeza de un émulo suyo, pero, sea lo que se fuere, que lo apunto solamente para que se vea cuán astuto es el demonio que en todo se entremete”. Salvatierra continuó su camino hacia el norte; en San Juan obtuvo de Jironza una escolta militar de doce soldados y vecinos comandado por Nicolás Bohórquez; Manje se sumó a la expedición. El padre Bartíromo de Tuape donó provisiones y bestias de carga... pero el grueso de los obsequios los absorbió Kino.

 

Cuando Salvatierra estaba en Saracachi se presentó un ataque apache. Según el reporte del Padre: “Doscientos asaltantes mataron seis personas, hirieron a siete (tres graves), saquearon todas las casas menos la mía y la del caporal, a donde se salvó la demás gente; llevaron caballos y yeguas no sabemos cuántos; el ganado mayor todo”. Manje organizó la defensa; Escalante derrotó al enemigo y recuperó algunos caballos, éxito atribuido a la Madona de Loreto por el P. Salvatierra. 

 

El 21 de febrero de 1701 Salvatierra y Manje llegaron a Dolores. El P. Juan María comenta: “Haciendo mucha salva y alegrándonos todos y tanto más el padre Eusebio Francisco Kino con todos sus indios pimas, que luego me conocieron”. Los apaches regresaron a Saracachi y Manje acudió al salvamento de inmediato, mientras tanto, Kino y Salvatierra partieron a Caborca por rutas distintas cada uno.

El Padre Juan viajó con sus californios y la recua escoltados por dos soldados; el resto andaba con Manje. Salvatierra llevaba un cuadro de Nuestra Señora de Loreto obra del célebre Juan Correa. Fue recibido por Campos en San Ignacio, el llamado “Padre gran maestro de lenguas de toda la nación”. El padre Agustín Campos había llegado a la Pimería muy joven.

 

Ruta del padre Juan María Salvatierra de Mátape a Dolores. Mátape(1), Ures(2), Sinoquipe(3), Saracachi(4), Cucurpe(5) y Dolores(1). En Saracachi fue atacado por los Apaches saliendo ileso.

 

Cuando se puso Salvatierra nuevamente en marcha, llevaba 20 cargas de bastimento y 150 bestias de carga y para montar; pronto se incorporó Manje y prosiguieron a Tubutama y descendieron lentamente por el río Altar. Predicó y celebró bautismos en el camino; encontró a lo largo del valle una epidemia, “enfermedad o peste que llamaron en la Nueva España pitiflor”.  En Caborca esperó tres días a Kino alojado en la casa donde murió Saeta,  tocando una campanita y repartiendo regalos llamando a la gente para la doctrina.

 

Sucedió que una mujer enferma se la escondieron al P. Salvatierra quien seguramente la iba a bautizar; la mujer de cualquier manera murió y el P. Juan María aprovechó la ocasión para una moraleja del suceso y la doctrina tuvo muchos alumnos a partir de entonces: “mañana y tarde con mucha concurrencia venían a la doctrina y a bautizar a sus hijos”.A la semana llegó Kino, quien había salido con 10 sirvientes a las misiones de Remedios y Cocóspera para “disponer su defensa con unos torreones”, pues los apaches seguían alzados.

Trayectoria de Dolores a Caborca por Salvatierra (amarillo). Dolores(1), Remedios(2), San Ignacio(3), Magdalena(4), Tubutama(6), Caborca(7). Trayectoria de Kino: Dolores(1), Remedios(2), Cocóspera(3), Cíbuta(4), Sáric(5), Tubutama(6) y Caborca(7).

 

Pasó por Síboda y Sáric, descendió por el Valle de Altar donde fue recogiendo algunas provisiones adicionales y bautizando niños. Fue recibido en la puerta de la Iglesia de Caborca por Salvatierra y con cuatrocientos indios puestos en hilera; el grupo ya estaba listo para la aventura de las “conchas azules”.