El General Don Abelardo Rodríguez Luján
“La potencialidad económica de Sonora en recursos
naturales es enorme y sólo podremos apreciar su magnitud cuando se logre pleno
e íntegro desarrollo. El triunfo no se hace esperar cuando la persecución de un
propósito es común, es decir, el bien de la colectividad o sociedad en que se
vive. El pueblo, el elemento hombre, es la realidad potencial en el desarrollo
de los recursos. Su preparación, iniciativa y energía son los elementos
complementarios que se requieren entre sí. ¿Los tenemos en Sonora?. Creo que
sí. Todo es posible con una amplia visión y definida resolución. Una obra, por
grande que parezca, sólo necesita iniciarse, los hombres surgen y se forman a
medida que la obra avanza”.
Palabras
dirigidas por el Gobernador Gral. Abelardo Rodríguez L. durante la presentación
del IV informe de gobierno el día16 de septiembre de 1947
Abelardo Rodríguez Luján nació el día 12 de mayo de
1889. Sus padres fueron Don Nicolás Rodríguez y Doña Petra Luján, quienes formaban
una sencilla familia de clase media en la Villa de San José de Guaymas, pequeño
poblado agrícola y ganadero situado a 12 kilómetros del Puerto de Guaymas en el
Estado de Sonora. A los años, buscando prosperidad la familia Rodríguez se traslada a la ciudad de Nogales donde el
joven Abelardo termina su instrucción Primaria. Más tarde participó como obrero
en la Mina de Cananea, uniéndose poco después a su hermano Fernando como
comerciante en el ramo ferretero.
En 1912 se incorpora de comandante de policía en
Nogales. Debido a los acontecimientos de Febrero de 1913, decide enlistarse en
el ejército del pueblo el 01 de marzo de ese mismo año (24 años de edad),
indignado por la traición de Victoriano Huerta y los asesinatos de Madero y
Pino Suárez. Inicia de este modo su gran aventura militar recibiendo el cargo
de Teniente. Toma parte activa en los combates de “La Bomba”, Empalme y Los
Mochis y en septiembre de ese mismo año es nombrado Capitán Segundo militando
en la columna del Coronel Benjamín Hill en el cuerpo del ejército comandado por
el General Alvaro Obregón.
El 01 de Octubre recibe el cargo de Capitán Segundo y
participa en la Toma de la Villa de Sinaloa y el asalto a la Plaza de Culiacán
. El 17 de Julio de 1914, Abelardo Rodríguez L. pasa a la categoría de Capitán
Primero por su reconocido valor en la lucha armada. Al llegar el Cuarto
Batallón de Sonora a la Ciudad de México, el Capitán Rodríguez fue comisionado
como Jefe de la Escolta Personal del Don Venustiano Carranza custodiando en el Viejo
Palacio Nacional. El 21 de Diciembre de 1914 es ascendido a Mayor del Ejército
Nacional continuando a las órdenes del General Obregón. Participa activamente
en la Batalla de Celaya, La Trinidad y León donde fue gravemente herido y como
premio a su bizarro comportamiento fue ascendido a Teniente Coronel el 25 de
abril de 1915, contando el joven Rodríguez con la admirable edad de 26 años, a
los dos años apenas de haberse enlistado.
Participó después en la Toma de Aguascalientes y
Saltillo y en la defensa de la Ciudad de Agua Prieta. Tiempo después toma el
mando del 53vo. Batallón de Infantería y pasa comisionado a la Campaña del
Yaqui. El 01 de marzo de 1916 es ascendido al grado de Coronel permaneciendo
tres años en el Campamento de Empalme, donde inicia amistad con el General
Plutarco Elías Calles, el que a su vez fungía como Jefe de Operaciones. Es ahí
donde el Coronel Rodríguez Luján presenta su estrategia de paz al considerar la
conveniencia de una repartición de tierras entre los indígenas para terminar
con el conflicto y hacer esfuerzos por incorporarlos a un nivel avanzado de
civilización.
A finales de 1916 es designado responsable del primer
campamento de indios yaquis. El 21 de Mayo de 1920 es ascendido a General
Brigadier y queda como Jefe de la Escolta Presidencial del General Alvaro
Obregón, quién en un afán de lograr incorporar al orden nacional la Baja
California que se mantenía en manos del Coronel Esteban Cantú, envía una
expedición militar bajo el mando del General Rodríguez. Su trabajo resultó
exitoso. Tiempo después participa en acciones bélicas en Nayarit, Colima y en
el Istmo de Tehuantepec llegando a ocupar la Jefatura de Caballería y de Estado
Mayor. De 1923 a 1929 ocupa el cargo de Jefe de Operaciones y Gobernador
Militar del Distrito Norte de Baja California. El 6 de febrero de 1924 (a los
35 años de edad) celebra su matrimonio con la joven Aída Sullivan con quién
procreó tres varones (tuvo otro hijo en su anterior matrimonio); el 12 del
mismo mes recibe el ascenso a General de Brigada. Años más tarde, el 11 de
junio de 1928, es nombrado General de División del Ejército Nacional a la edad
de 39 años.
Sra. Aída Sullivan de Rodríguez
y el General Abelardo L. Rodríguez
Es durante su desempeño como Gobernador de Baja
California cuando desarrolla sus aptitudes empresariales dedicándose mayormente
a construir la infraestructura que requería el desarrollo comercial e
industrial del naciente Estado norteño. En marzo de 1929 combate exitosamente
al movimiento llamado “la renovación” en los poblados de El Sásabe y Naco con
el auxilio de militares bajacalifornianos. Tiempo después solicita licencia
militar y marcha hacia Europa en viaje de estudios.
El 16 de octubre de 1931 ocupa la Subsecretaría de
Guerra y Marina y del día 20 de Enero al 02 de agosto de 1932 despacha como Ministro de Industria, Comercio
y Trabajo en el gabinete de Pascual Ortiz Rubio, pasando después como
Secretario de Guerra y Marina hasta el 02 de septiembre del mismo año. El
General Abelardo Rodríguez Luján es nombrado por el H. Congreso de la Unión
como Presidente Sustituto de la República Mexicana el día 04 de septiembre de
1932 (a la edad de 43 años), cargo que desempeña hasta el 30 de noviembre de
1934, cuando toma posesión de la máxima investidura nacional el General Lázaro
Cárdenas del Río. Durante su gestión presidencial, el Presidente Rodríguez
estableció los salarios mínimos, decretó la ampliación de las fronteras
litorales en 50 kilómetros y creó la empresa estatal Petróleos México; modificó
la Ley del Patrimonio Ejidal, creó el Banco Hipotecario y de Obras Públicas,
expidió la Ley de Beneficencia Privada y una nueva Ley Orgánica de la
Universidad Nacional Autónoma de México; inició los trabajos para constituir
Nacional Financiera, dictó una Ley sobre Monopolios e inauguró el Palacio de
Bellas Artes. Entre 1935 y 1937 viaja de nueva cuenta por Europa en plan de
estudios y observación, sin descuidar sus Empresas para las cuales exhibió
siempre un especial talento.
El 22 de octubre de 1940 presenta examen ante las
autoridades competentes y obtiene el título de Capitán A-I de Yates de la
Marina Nacional. En 1941 el Presidente de la República Manuel Avila Camacho le
encomendó la Jefatura de la Oficina de Coordinación y Fomento de la Producción,
y al declararse el estado de Guerra contra Alemania, recibió el nombramiento de
Jefe de las Operaciones Militares en la región del Golfo de México. El 23 de
mayo de 1942 protesta como candidato a la Gubernatura del Estado de Sonora
recibiendo la mayoría del voto popular que le permite asumir el cargo de
Gobernador Constitucional del Estado de Sonora el día 01 de septiembre de 1943
(de 54 años de edad), puesto que desempeña hasta el día 15 de abril de 1948,
cuando por razones personales decide solicitar licencia por tiempo indefinido.
En el cargo de gobernador sonorense destaca su
indudable energía empresarial y visión futurista, a grado tal de que es
considerado por muchos como el iniciador de la Modernización de Sonora,
siendo importante gestor en la construcción de la infraestructura sobre la que
se cimentó el desarrollo agrícola, ganadero, industrial y comercial del Sonora
que hoy admiramos. Bajo su administración se construyó el Palacio Municipal de
Hermosillo y el edificio del Banco de México, sistemas de drenaje de Guaymas,
Huatabampo, Cajeme, Navojoa y Nogales, incluyendo mejoras a los sistemas de
agua potable; construyó los mercados municipales de Cajeme y Navojoa. Inició
las gestiones para la construcción de la Presa El Oviáchic (Alvaro
Obregón), Mocúzari (Adolfo Ruiz
Cortines), Cuauhtémoc, entre otras obras de importancia. En 1947 se concluyó la
carretera Hermosillo-Nogales y el tramo Benjamín Hill-Puerto Peñasco del
Ferrocarril Sonora-Baja California, aprobándose el proyecto para la
construcción de una termoeléctrica en el Puerto de Guaymas. Bajo su mando se
construyó la Presa de Hermosillo (Gral. Abelardo Rodríguez L.) y el Museo y Biblioteca de la Universidad de
Sonora (se calcula que la mitad de su costo salió de su bolsillo personal),
institución a la que otorgó notable impulso. En colaboración con su esposa creó
la Fundación Esposos Rodríguez (en 1947), para ofrecer becas a estudiantes
responsables de escasos recursos económicos. Fue un gran impulsor de la
educación incrementando el salario a los profesores y en su administración
declara la construcción de 186 nuevos edificios escolares, 11 escuelas
ampliadas y 145 reconstruidas. Al término de su mandato, en 1948, pasó a ocupar
el cargo de Presidente del Consejo de Administración de Teléfonos de México.
El 15 de septiembre de 1949 es declarado Benemérito del Estado por Decreto del Poder
Legislativo de Sonora. Recibe el título de Doctor Honoris Causa por la
Universidad de California el 15 de junio de 1951. En esa época continuó con su
incansable labor empresarial al fundar el Banco Mexicano de Occidente y Crédito
Central Mexicano así como numerosas empresas industriales y pesqueras en el
norte de Baja California. Se calcula que hasta 1958 había creado 95 empresas,
10 organizaciones deportivas y 6 instituciones científicas y educativas. Su
estrategia empresarial se caracterizaba por 4 aspectos: a) Siempre se asoció
con mexicanos, b) El capital fue siempre mexicano y las utilidades se
reinvirtieron en México o se depositaron en Bancos Mexicanos, c) Cuando una
Empresa se consolidaba, el General Rodríguez vendía su parte de preferencia
entre los socios fundadores, d) Daba amplias facultades a los gerentes o
directores de cada empresa y él quedaba en libertad para planear nuevos
negocios. En diciembre de 1961 es
nombrado Presidente de la Comisión Nacional Consultiva de Pesca.
Fue autor del Libro “Notas de mi Viaje a Rusia” (en
1938) y su “Autobiografía” (en 1962). Falleció el día 13 de febrero de 1967 en
la Clínica Scripps de La Joya, California en Estados Unidos, a la cual ingresó
el 20 de enero debido a complicaciones de una úlcera en el esófago además de
padecer diabetes. Fue sepultado en una colina denominada El Sauzal frente al
Mar Bermejo, 12 kilómetros al norte de
Ensenada, Baja California, contándose con la presencia de expresidentes
entre los que se encontraba su gran amigo el Gral. Lázaro Cárdenas del Río.
Según decreto del Gobernador Luis Encinas Johnson aparecido en el Boletín
Oficial del Estado el 08 de marzo de 1967, se declara en lo sucesivo el día 13
de febrero con la categoría de luto para Sonora.
“TESTIMONIOS ACERCA DEL
GENERAL RODRÍGUEZ... EL HOMBRE” (Por Carlos Moncada)
---Cuando el General se enojaba echaba sapos y
culebras”: Vicente Padilla Hernández.
-- En Guaymas recuerda: “se le cayó el sombrero nuevo en el agua al saltar del automóvil a
tierra; lo recogió y se lo hundió en la cabeza, furioso, pero sin decir una
palabra”: Gustavo Aguilar.
--“Román Meza tenía un grupo de gente en La Misa, y al
General no le gustaba mucho; decía que nomás se estaban fregando a los
agricultores y a los ejidatarios; Román
entró con él una o dos veces pero no le
gustó lo que había dicho al General. En una de tantas veces que fuimos a
Guaymas, lo que hacíamos seguido, me dijo Luis Dávila:
-Oye Pancho, a
ver si intervienes tú con Meza porque el General anda muy enojado con él-.
Yo le contesté:
-no hace nada, es amigo mío y lo conozco bien-. De todas maneras hablé con Meza
y le dije:
-Acércate al General,
trátalo, es buena persona-. Me contestó:
-No..., es muy arbitrario-, me dijo. Le insistí:
-Trátalo, granjéatelo, nomás no le des la contra en lo
que te diga-. Pero la siguiente vez que lo vio fue peor: lo retó a golpes.
-¿ah sí?-, le
dijo el General, -Te espero tal día en tal lugar a las 9 de la mañana-.
Un día, mientras desayunaba a las 7 en punto, como lo
hacía siempre, el General me dijo:
-Vamos a
Guaymas, maneja tú-. Cuando llegamos me ordenó que fuera hacia la librería
de Castañedo. No bajó de momento. Miró a todos lados, como buscando algo y
luego me preguntó:
-¿Conoces a Román Meza?; yo le contesté:
-Sí, fuimos compañeros de escuela-. Luego abundó:
-Este tal por cual que se está creyendo, me retó a
golpes-.
-No le haga caso-, le contesté, -está loco, yo lo voy
a arreglar-.
¡Ah no..!, me dijo, -este negocio es mío, tú no te
metas-
El General no traía pistola, no le gustaba usarla, ni
yo. Se bajó del carro y me repitió:
-No te muevas, no te vayas a meter-. Caminó hacia la
librería, y dio unas vueltas por ahí. Total, estuvo una hora por el rumbo y
nunca llegó Meza”: Mayor Francisco Luken.
--“No creía que era tan alto, la figura del hombre se
impone”: Enriqueta de Parodi.
--“No, no era muy alto, sí robusto, cargado en
hombros, de hablar reposado. Una vez cuando se abría el Fraccionamiento Pitic,
Don Abelardo, molesto, tuvo una expresión fuerte, hiriente, para Don Belisario Moreno,
y éste con una gran seriedad, le reclamó su proceder:
-Yo siempre lo he tratado a Usted con respeto, y me
creo merecedor a igual trato-. Entonces el General, todavía con la brusquedad motivada
por el esfuerzo para controlarse le respondió:
-Es cierto, perdóneme- ”: Lic. Enrique Michel.
--“Rodríguez era bien plantado, un tanto atlético;
hombre de pocas palabras, vivía casi enclaustrado... Cuando meditaba, solía
enredar sus cabellos aquí, atrás en la oreja, en uno de sus dedos”: Dr. Ignacio
Cadena.
---“Era alto, espaldudo, con manos grandotas. El lo
atribuía al mucho tiempo que trabajó en el campo, donde cortaba leña; jugaba
también béisbol de joven y practicaba el box”: Mayor Francisco Luken.
Team de Nogales (1910). De pié: José
Medina, John Rafael (manager), Loreto Campa. Al centro: Ramón Camberos, Miguel
Bernal, Arturo Peck. Sentados: Roberto Díez Martínez, Abelardo L. Rodríguez,
Manuel Moreno e Hilario Pérez.
--“Se enojaba y después buscaba atenuar los efectos
con medidas conciliatorias. Este negocio (Mezquital del Oro), apenas en sus
comienzos estaba en la lista de los lugares que visitarían durante su convención
los rotarios, y manifestó:
-¿Qué es esto... van a ver un gallinero?... Después pensó
que su expresión nos lastimaría y buscó acercarse más a nosotros. Lo cierto es
que escondía bajo una aparente hosquedad su verdadero carácter, comprensivo del
dolor ajeno, amante de ayudar a los demás en forma decisiva y organizada”: José
Santos Gutiérrez.
--Cuando el joven Gustavo Aguilar, hijo de padres
coahuilenses, nacido casualmente en la ciudad de México e invitado a venir a
Sonora cuando desempeñaba su primer trabajo en Colima, decidió contraer
matrimonio; su jefe, el General Rodríguez, le preguntó si ya tenía casa. La
respuesta fue una triste negativa, aunque el novio ahorraba con empeño. Entonces
el General le vendió medio lote nada
menos que junto a la Casa de Gobierno, todavía en una zona rodeada de monte y consiguió
que Ignacio Soto le vendiera otra mitad. El General le preguntó:
-¿Cuánto necesita para construir su casa?. Sumas y multiplicaciones
extrarrápidas dieron como resultado la cantidad de ¡$15,000 pesos!. El General
le extendió inmediatamente un cheque por esa cantidad y contrajo nupcias y
redobló su trabajo para saldar su deuda. Gustavo Aguilar comenta:
-“Cuando reuní la cantidad me los eché al bolsillo y
busqué la oportunidad de ver a solas al General; pero no pude hallarla. De modo
que cuando se iba ya, en su automóvil, con dos o tres amigos de su edad que con
frecuencia lo acompañaban, me acerqué al vehículo, le entregué el dinero en un
sobre y le di las gracias. Vio el contenido y, volviéndose a sus camaradas les
dijo:
-Aprendan de este ejemplo... aquí hay uno que sí me ha
pagado-. Entre risas de todos, aludidos con razón o sin ella”: Gustavo
Aguilar
--“Yo a veces jugaba golf con el General. No sé porqué
le simpatizaba; me decía:
-Ven a jugar, güerito-. Era corajudo; cuando no le
resultaba una jugada, arrojaba los palos. Una vez, le faltaba poco para hacer
un hoyo y le dijo a Víctor Angulo:
-¿Me la das?-. A un jugador de golf no le gusta
entregar una jugada y Víctor hizo como que no lo había escuchado. En su turno,
de un solo golpe el General hizo el hoyo y dijo:
-No necesito tus regalos-: César Gándara.
--“El General Rodríguez fue para mí, en lo personal,
un buen hombre y buen gobernante. No se si porque le caí bien, no sé porqué razón
me llevé bien con él. Era yo el Secretario General de la CTM en el Estado y
siempre los problemas que se me presentaron me ayudó a resolverlos. No
solamente eso, sino que hubo veces que ante las intrigas en mi contra, que no
faltaban, me apoyó. Una vez en mi presencia, me acusaron no se de qué en
Guaymas porque había formado una Federación de la CTM, que no había, siendo
Diputado. Algunos grupos de la CTS se fueron a la CTM y se enojó mucho
Francisco Landavazo que era el Secretario General de la CTS en el Estado. Me
acusó con el General y él le contestó:
-¿Y quién te manda?... por pendejo... los grupos se
quisieron ir a la CTM y tú te descuidaste... muy bien... pero quedaron en
buenas manos porque yo reconozco que Vicente Padilla es un buen dirigente-“: Vicente
Padilla.
--“Una vez, en Ensenada, después de comer, se puso el
General Rodríguez a fumar y a devorar dulces sabiendo que era diabético... le
gustaban mucho; de pronto se oyeron los pasos de la señora (Doña Aida, su
esposa), y me aventó la bolsa para que pareciera que yo era el que los comía y
apagó el cigarro. Doña Aida le preguntó:
-¿Fumaste Abelardo?-. El General le contesta como si
fuera un chamaco:
-No... fue La Changa- (un ayudante)”. Mayor
Francisco Luken.
“El día 11 de febrero de 1967 el General Rodríguez tomó
jugo de naranja y gelatina, pero las esperanzas de salvar su vida se habían
acabado según los médicos y oficialmente se informa que su deceso es cuestión de
horas. Dos días después el General había muerto. A los funerales en El Sauzal,
su refugio de siempre, a 10 kilómetros al norte de Ensenada, acudieron el
Almirante Antonio Vázquez del Mercado, Secretario de Marina y Representante del
Presidente Gustavo Díaz Ordaz; los expresidentes Miguel Alemán, Lázaro Cárdenas
y Adolfo Ruiz Cortines; el General Marcelino García Barragán, Secretario de la
Defensa Nacional y muchos personajes más
entre ellos el Gobernador de Sonora Lic. Luis Encinas Johnson. Para despedirlo
pronunciaron sendas oraciones fúnebres el representante presidencial, el
Licenciado Aarón Saenz y los profesores Antonio López Gastélum y Ernesto López.
Un batallón de infantes de Marina acompañó el cortejo hasta el Panteón;
soldados del Ejército hicieron los honores ante la tumba mientras cruzaban los
cielos algunos aparatos de la Fuerza Aérea Mexicana. En Sonora, el Ingeniero
Antonio Medina Hoyos hizo la apología del exgobernador desaparecido y la
Secretaría dio cuenta de un escrito del Titular del Ejecutivo concluyendo del
modo siguiente:
-
Sería
prolijo hacer hincapié en todos los méritos humanos del gran personaje
desaparecido. Además, ello resulta innecesario. Hoy, que ha llegado a la meta
de su destino mortal, su presencia ante nosotros se hace más notable. Ha
causado baja el General Rodríguez en el mundo de los humanos, pero causa alta y
para siempre, en el mundo de los escogidos, de aquellos que merecen el respeto
permanente y la gratitud de los conciudadanos-.
Con fundamento en este escrito, se aprobó y se publicó
en el Boletín Oficial No.19 del 8 de marzo de 1967 el Decreto Número 147 que
declara Día de Duelo para Sonora, en lo sucesivo, el 13 de febrero, y sólo por
aquel año, el 14. El decreto no ha sido derogado... pero ningún Gobernador, después
de Luis Encinas, ha ordenado el Luto que prescribe la Ley”: Carlos Moncada.
Bibliografía:
Moncada Ochoa, Carlos. “Aquel
Hombre: Abelardo L. Rodríguez”, Fondo Editorial El Libro Sonorense, Hermosillo
Sonora México, 1997.
Enriqueta de Parodi, “Ideario:
Abelardo L. Rodríguez”, Hermosillo Sonora México, 1949.
Elaborado
por Ing. Manuel de Jesús Sortillón Valenzuela para www.hermosillohistoria.com