Durante la etapa de investigación de las rutas para
cruzar el istmo, se llegó a considerar un ferrocarril especial para el
transporte de los barcos a través del istmo de Tehuantepec; también una ruta
por Nicaragua fue planeada y se llegó a construir una pequeña parte con poco
éxito.
“En
Panamá no hay temblores; para asegurarse de ésto hay que mirar las cartas geológicas de Berghaus. No hay necesidad
de esclusas y creo que no hay obstáculos físicos serios; solamente 73
kilómetros de longitud, dos excelentes puertos en los extremos muy frecuentados
y un ferrocarril que cubre toda la distancia, el cual facilitará las labores de
construcción. Si en Panamá es necesario cortar 87 metros de montaña, Nicaragua
por su parte ofrece una masa sólida más gruesa, si acaso menos elevada pero con
numerosos picos que deberán removerse.
Además, ¿acaso los expertos ingenieros norteamericanos que trazaron la
línea del ferrocarril lo hicieron por casualidad?. Claro que nó, por el
contrario, ellos reconocieron que esa ruta tenía los puntos menos elevados del
istmo; esta línea fue escogida con gran sagacidad”. Ferdinand
M. de Lesseps (1879).