CAPÍTULO
III
UNA ILUSIÓN INESPERADA
Durante 150 años no se había podido catequizar y
colonizar
|
El Padre
Bernardo Pardo otorga a los misioneros Matías Goñi (avecindado en Yécora) y a
Francisco Eusebio Kino, recién llegado de España, la responsabilidad de
levantar una Misión en aquellas tierras; poco tiempo después se integra
también el P. Antonio Suárez que residía en San Luis Potosí. Atondo por su
parte había presentado su proyecto de expedición ante el Virrey Fray Payo
Enríquez de Rivera el 8 de diciembre de 1678. Payo Rivera era sacerdote con
el carácter de Virrey sustituto de Pedro Nuño Colón de Portugal, fallecido en
1672. El 29 de
diciembre de 1679 las autoridades de |
Fray Payo Enríquez de Rivera |
La
expedición duraría 5 años; dos de ellos serían utilizados para la construcción
de los veleros, integrar la tripulación y el cuerpo militar así como la
adquisición de lo necesario para las labores del campo y de la vida doméstica,
en un lugar donde todo habría que construir. Los otros tres años quedarían para
explorar el interior de
|
Es en
estos momentos de preparativos para la aventura californiana cuando llega el
Padre Eusebio a México; la circunstancia luce perfecta pues la inquietud de
España era conocer que tipo de propiedad tenía en esta región del planeta;
¿isla?, ¿península?, ¿qué era California?. Nadie más idóneo que Kino para
descubrir el misterio, pues sus habilidades en cartografía eran de sobra
conocidos. Este compromiso científico obligó al distinguido Jesuita a indagar
acerca de los mapas levantados de la zona hasta el momento, e inevitablemente
tuvo que acudir al sabio mexicano Carlos Sigüenza y Góngora, matemático y
astrónomo entre otras de sus virtudes, que fungía como catedrático de Sucedió
que Kino escribe y publica un libro, al parecer solicitado por algunos amigos
y autoridades, titulado “Exposición Astronómica
del Cometa, que el Año de 1680 por los Meses de Noviembre y Diciembre, y Este
Año de 1681, por los Meses de Enero y Febrero, Se Ha Visto en Todo el Mundo y
le Ha Observado en Con
anterioridad, Sigüenza había publicado un documento sobre el tema titulado: “Manifiesto
Philosóphico Contra los Cometas Despojados del Imperio que Tenían Sobre los
Tímidos”. |
Carlos Sigüenza y Góngora
|
|
Sor Juana Inés de la Cruz
|
La
aventura literaria del P. Eusebio causó
mala impresión en el pensador Mexicano, y sintiéndose agraviado decide escribir
otro documento como réplica inconforme titulado: “Libra Astronómica y
Philosóphica en que Don Carlos de Sigüenza y Góngora, Cosmógrapho y Matemático
Regio en
Parece que
Kino hizo poco caso de este asunto, y en 1695 escribe algo al respecto: “... jamás me ha pasado por el pensamiento escribir o
imprimir una letra en contra de su referido Manifiesto... ni sé de haberlo
leído”. El P. Eusebio se manifiesta abonando en su defensa que el
pequeño tratado fue bien recibido por las autoridades de Roma e inclusive
afirma: “... la muy erudita, muy capaz y
religiosísima Madre Juana Inés de
En cuanto
a la organización del viaje a California, es importante destacar el hecho de
que la construcción de las embarcaciones sería uno de los objetivos más
importantes para llevar a feliz término el proyecto; Atondo establece el centro
de operaciones en Nío, una Misión levantada en el norte de Sinaloa por los
frailes Jesuitas desde 1595. En este lugar el experimentado Atondo manda
construir dos fragatas (naves de tres palos) de 60 y 70 toneladas y una
balandra (nave de un solo palo), comenzando en el mes de marzo de 1679; la
madera seguramente fue escogida en los espesos bosques de la región montañosa
de la cuenca alta del Río Sinaloa, cauce que sirvió también como medio de
transporte para los troncos escogidos.
En octubre
de 1682 las naves lucen listas para la travesía; el Virrey Enríquez de Rivera
autorizó fondos para 27 marinos, 30 soldados y equipo militar tales como 8
cañones, 50 arcabuces de chispa, pólvora; utensilios como palas, barrenos,
azadones, calderas de cobre, 80 barriles para agua y dos campanas pequeñas,
entre muchos otros artículos.
Misión de
El Nío, donde Atondo construyó tres embarcaciones para el Proyecto de
California.
En la
tripulación también viajarían indígenas bautizados en Sinaloa para las tareas
domésticas, así como mujeres que molerían maíz, harían las tortillas, para cocinar
o lavar. Destaca el hecho de que estaba prohibido, de momento, el viaje de
damas españolas. Se contempló también que para la reducción de los indios se
evitó llevar soldados de dudosa moral, pues en anteriores expediciones muchos
militares de bajos instintos se dedicaron a robar y ultrajar a los indígenas de California; esto no debía
repetirse.
Las
fragatas recibieron los nombres de “el San José” y “el San Francisco Javier”, mientras que la baladra fue titulada
como “
Maquetas de Fragata y Balandra
A la
semana siguiente los barcos llegan a su destino; el P. Eusebio se da tiempo
para realizar un viaje a la capital de
Plano
Elaborado por Nicolás de Fer y publicado en Francia (~1720), donde se presenta
a California como una isla (tomado de The Library of Congress (USA); American
Memory; Historical Collections for the National Digital Library; http://lcweb2.loc.gov/).
“
Finalmente,
después de más de tres años de preparativos por fin llegó el día anhelado, y en
el atardecer del 18 de marzo de 1683, los veleros suben anclas con destino a la
tierra prometida; la expedición inició su camino con la ilusión de lograr una
colonización de buena fe hacia California, en una aventura que habría de quedar
registrada en los libros de la historia como el más importante intento
realizado por los españoles para comenzar una civilización en