CAPÍTULO
XII
MAS VIAJES Y KINO DESCUBRE “EL
PINACATE”
El P. Eusebio traía en mente la costa del noroeste;
California seguía en su corazón y debió estar desesperado sabiendo que ya
tenía lo suficiente para ayudarla, pero el transporte seguía siendo el gran
problema. El barco era la solución pero había pocas esperanzas de ayuda.
Además, la cartografía de la zona era su responsabilidad y no estaba
concluida a satisfacción. Polici le escribió a Mora para informarle que Kino
se encargaría del “descubrimiento del Río Grande hasta la mar para
informar al P. Provincial y a su Excelencia, quienes mandan se fomentasen las
necesarias conversiones y se le dé mano al padre Juan María (Salvatierra) por
el nordeste (del golfo)”. Jironza mandó al Capitán Diego Carrasco como Teniente de
Alcalde Mayor y Capitán de Guerra de La expedición salió rumbo al norte pasando por Tumacácori
y Bac hasta el Río Gila. Al llegar a Bac se encontró con las bestias de
reemplazo, mataron dos reses, bautizó algunos niños y enviaron mensajeros por
delante. El jefe Coro se incorporó a la comitiva en Bac, quien se había
venido a vivir más adentro de |
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El 02 de octubre la expedición siguió por la tierra de
los Pápagos; comenzó una llanura desértica para lo cual llevaban una buena
provisión de agua en unos calabazos. Doce leguas más adelante los encontraron
unos mensajeros que traían el preciado líquido en unas ollas, así que las
bestias pudieron darse un buen refresco y continuaron hacia su ranchería
llamada San Angel del Botam (Cocklebur, USA). Milpas con maíz, frijol y
sandías y una población de 60 almas salió a su encuentro. Al día siguiente
pasaron hacia San Bonifacio donde había 300 indígenas más esperándolos con
arcos y cruces, caminos limpios y casas con comida variada; algunos de ellos
habían peleado en aquella batalla del Jefe Coro; entre ellos estaba un
anciano: “el más principal anciano que tendría cien
años de edad, con una linda plática
nos dio las gracias de nuestra llegada a sus rancherías”. |
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Ruta
seguida por |
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Ocho leguas de camino llevaron a Kino a la gran ranchería
de Adid, que llamaron San Francisco (hoy Santa Rosa del Achi); salieron a su
encuentro también con ollas de agua sobre sus cabezas. En este lugar los
recibieron dos largas filas de hombres y mujeres que llegaban a setecientos.
La mañana siguiente bautizó a ciento dos niños de los cuales mayormente la hizo
de padrino el Capitán Carrasco. Pasaron después a San Serafín donde contaron
otras 400 almas (hoy Akchín). Al día siguiente el recorrido fue largo y la
caravana hizo parada en otra población que se llamó Nuestra Señora de El día 06 de octubre llegaron a San Rafael del Actum
Grande, cerca de la división entre |
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“El Pinacate” está declarado
Reserva de |
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Pero Kino no pasaba más de un mes fuera de su Distrito,
una costumbre que siempre cumplió por más interesante que estuviera la
caminata. Así que ya era suficiente con conocer El Pinacate y abrir dudas
sobre un paso por tierra a California, y la expedición enfila rumbo a Caborca
por Bacapa (Quitovac); al día siguiente pasaron la noche en Arivaipa donde lo
recibieron más de 500 nativos, bautizó a 34 niños y continuó la marcha hasta
llegar a Caborca en donde encontró a las bestias de repuesto que había
ordenado para su regreso. De ahí el camino a casa ya era bastante conocido;
en el trayecto bautizó algunos niños, herró ganado y despachó una avanzada
con pitahayas frescas hacia Dolores a donde llegó el día 18 de octubre, a
tiempo para dar celebrar la misa de San Lucas en acción de gracias; se había
cerrado el ciclo de camino. Kino resume la travesía de la siguiente manera: “En esta entrada nos había sido de singular consuelo y alivio:
1) El haber podido decir misa todos los días; 2) Los muchos bautismos de
tantos párvulos y la mucha afabilidad de los naturales con que nos
acompañaban en los caminos de una ranchería a otra y nos salían a recibir con refrescos de
muchas tinajas de agua y pitahayas y con fiestas, bailes y cantares de día y
de noche, 3) Las muy buenas cabalgaduras que nunca se cansó o despegó o
maltrató o quedó alguna, siendo así que en el espacio de veinticinco días de
ida y vuelta caminamos más de trescientas leguas y hubo jornadas de veinte y
veintidós leguas, 4) Los muy buenos caminos, aguajes y leña; buenos pastos y
sobrados bastimentos; 5) La buena salud, uniformidad y gusto de todos con las
buenas esperanzas de otros aún mejores sucesos en adelante, así para las
Californias como para nosotros y para estas costas. Concédalos el Señor para
esta peregrinación de esta vida y en la gloriosa eternidad de |
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Las noticias de la existencia de naturales amables no
concordaba con los rumores que de las regiones recién visitadas se escuchaban
antes de la expedición; Kino relata: “estos muy encontrados
informes consistían en que los Cocomaricopas y otras nuevas naciones del Río
Grande, al poniente de En esta ocasión Manje sería el reportero, quizás por ese
motivo lo pidió. Salieron de Dolores el 07 de Febrero de 1699; llegaron con
el Padre Campos a San Ignacio por más provisiones y caballos; pasaron por
Magdalena, Tubutama, Sáric, Búsanic y Tucubavia. Para el día 11 iniciaron la
exploración de nuevas tierras llegando a Gubo Verde, que después sería San
Estanislao de Ootcam, llamado así por un tanque de agua llovediza donde
bebían los indios; cinco leguas al noroeste llegaron a un ojo de agua que
llamaron Santa Eulalia donde encontraron una ranchería con 60 personas en
extrema pobreza (actualmente se llama Pozo Verde). Manje relató una leyenda
que le contaron los naturales: “Hallamos un corral o patio en
forma cuadrada con paredes altas de un estado, de piedra seca. Y preguntando
a los naturales de ahí qué significaba aquel corral tan grande, nos
respondieron que, en tiempos muy atrasados de su gentilidad, según se había
ido derivando la noticia de padres a hijos, había venido de hacia el norte
una mujer o monstruo agigantado, de como tres varas de estatura, con el
hocico a modo de puerco y las uñas tan largas que parecían de águila, y que
comía carne humana; y que por las
atrocidades y muertes de indios que hacía de un golpe; aunque dándole de
comer se mostraba familiar con todos; y que procuraban cazarle venados y
otras cosas, por el miedo que le tenían no destruyese a la gente. Entonces,
de común acuerdo hicieron aquel corral los gentiles de aquella comarca; y
convidaron con muchísima caza y vino con que embriagaron a aquella gigante; y
que luego, formaron un baile dentro del corral que duró algún tiempo, hasta
que el dicho monstruo pidió lo llevasen a una cueva grande, de peña, que inmediatamente
ahí nos enseñaron, toda ahumada, que era su continua habitación; que
entonces, venciéndolo la embriaguez y sueño y acostado, dentro de la cueva
pusieron los muchos gentiles que habían concurrido para esto un gran cúmulo y
cerro de leña, con que tapiaron la puerta y pegaron fuego; cuya materia
combustible abrasó aquel monstruo, por donde se libraron de molestia. Esto
es, en sustancia lo que nos dijeron. La verdad Dios la sabe; lo cierto es que
está el corral y la cueva patente y que, también ha habido gigantes en esta
tierra”. Este relato es contado todavía por los pápagos, con
algunos detalles que Manje no recogió. La ogresa se llamaba Haw-Auk-Aux, “ La expedición siguió su curso; el día 13 acamparon cerca
de Topawa y la noche siguiente lo hicieron en las Ciénegas de Camotes cerca
de la frontera. Después caminaron hacia el noroeste y acamparon en los Llanos
de |
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Solo los cauces poseen cierta
vegetación en el escenario del noroeste de Sonora, caminos nuevos para Kino y
el mundo hace poco más de 300 años. |
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El día 18 Kino se apartó del Río y avanzó hacia el
noroeste poco más de |
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En el sitio se encontraron algunos Pimas y mayormente
Yumas, de quienes Manje comenta: “son gente bien agestada y corpulenta; las
mujeres hermosas y mucho más blancas que todas las naciones de indios que hay
y se conocen en |
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El agua en las “tinajas” es una
bendición. |
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“En la
cima de un cerro alto, hacia el poniente, me enseñaron la junta de un valle y
ancha arboleda que venía como de norte a sur que vi palpablemente; me dijeron
que era A partir de la expedición de Oñate 95 años antes, no se
sabía de otra excursión a esa zona. En 1604, Don Juan de Oñate partió de
Nuevo México con treinta hombres para explorar los territorios del poniente;
conoció a los Zuñi y Moqui, cruzó Arizona, exploró el Río Colorado y llegó al
Golfo. Iba el Padre Escobar como cronista en esa ocasión. Manje llevaba una
copia de esa crónica elaborada por Agustín de Vetancurt. Kino y Manje
investigaron con los más ancianos el asunto de la llegada de Oñate: “Y les
preguntamos a los indios más ancianos si habían oído decir a sus viejos
antepasados que hubiesen visto pasar a un capitán español con caballos y
soldados. Y respondieron que sí lo contaban, y que habló con los viejos ya
difuntos, y pasó hasta el mar con hombres blancos y armados, y se volvió para
oriente de hacia donde habían venido”. Los viejos
contaron una historia, descrita según Manje: “Siendo ellos muchachos,
vino a sus tierras una mujer blanca y hermosa, vestida de blanco, pardo y
azul hasta los pies, y un paño o velo con que cubría la cabeza la cual les
hablaba, gritaba y reñía con una cruz en lengua que no entendían; y que las
naciones del Río Colorado la flecharon y dejaron por muerta dos veces, y que,
resucitando, se iba por el aire sin saber dónde era su casa y vivienda; y a
pocos días, volvía muchas veces a reñirlos”. Manje
concluye: “Confirmando éstos datos lo mismo y en lugares tan
apartados, discurrimos si, acaso, será la venerable madre María de Jesús de
Agreda, por decir en la relación de su vida que, por los años de 1630,
predicó a los indios gentiles de esta Septentrional América y contornos del
Nuevo México; y habiendo pasado sesenta y nueve años hasta el corriente en
que nos dan la noticia los viejos que parecen según el aspecto de ochenta
años, pueden acordarse”. Kino y Manje lograron más
información: “Hacia el norte y costa del mar pueblan hombres blancos
y vestidos que, a tiempos, salen armados al Río Colorado y ferian algúnos
géneros por gamuzas de los indios. No sabemos si serán españoles de las
embarcaciones que, en tiempo de los primeros virreyes de México, enviaron a
descubrir tierras y naciones que no parecieron más y naufragaron cerca de
tierra y con tablas a nado, salieron y poblaron; o si es gente de Ieso
(Japón, China), o extranjeros herejes que estén poblados y casados con
indias, casos son dignos de averiguarse”. Kino
advirtió otro hecho interesante: “Estos naturales de
San Pedro, los dos días que estuvimos con ellos, nos dieron varias dádivas de
los extraordinarios géneros de lo que por allá tienen, y entre ellas unas
curiosas y vistosas conchas azules que, por cuanto me consta, que sólo se dan
en la contracosta del poniente de |
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Expedición de Kino por el Río
Gila. Dolores(1), Magdalena(2), Tubutama(3), Tucubavia(4), Pozo Verde(5),
Sonoita(6), San Pedro(7), San Andrés(8), San Xavier del Bac(9), Tumacácori(10)
y Dolores(1). Acompañaron a Kino el Capitán Mateo Manje y el brillante Padre
Misionero Jesuita Adamo Gilg. |
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El 23 de febrero de 1698 Kino se despidió de los Yumas en
San Pedro y emprendió la marcha río arriba. Les llevó seis días la travesía
de más de Largas pláticas de la vida cristiana fueron expuestas por
Kino y Gilg en su trabajo de misionero ante los naturales, mientras que Manje
hablaba de los asuntos civiles, del Rey, del Virrey y de su presencia en esas
tierras. Se les recomendó hacer las paces con los Yumas, pues Kino venía a
traer la buena voluntad entre los hombres. Pasaron por Tutum (Tutumóydag) que
se llamó San Matías; aquí se comunicaron con gestos y señales, San Mateo Coat
(donde encontraron a un ciego que sabía la lengua Pima y Yuma), San Tadeo del
Batqui. Llegaron al Río San Simón de Tucsani y tiempo después cruzaron por
San Felipe y Santiago de Oydabuise, donde “se contaron ciento treinta y
dos personas, todos de nación Pima, los cuales fueron los primeros en dicho
río que los recibieorn con cruces y casa”; el día 01
de marzo se apartaron del Río Gila para dirigirse hacia las rancherías pimas
de Más adelante cruzaron por San Bartolomé del Comac y San
Andrés de Coata; en este último sitio Kino ya había estado tres veces, en
donde encontró una cruz y muchos amigos. Manje contó 1990 naturales nunca
vistos jamás en la ruta de la expedición; el P. Kino tenía muchos cambios en
los mapas antes elaborados de su pluma. Salieron de San Andrés el día 9 de
marzo con día lluvioso, y a La expedición tuvo bastante éxito; al llegar a Dolores el
P. Kino recibió noticias de sitios más apartados del norte que querían oír de
las Misiones; el Jefe Humari junto con otros Jefes de las rancherías sobre el
Río Gila llegaron a Dolores el día 01 de octubre de ese año de 1699 para
informarle que los apaches de más al norte le declararon su amistad. El nuevo
visitador que sustituyó al P. Horacio Police, el Padre Antonio Leal, se
sintió entusiasmado con las noticias y animó al P. Kino para que escribiera
un libro, lo cual dio origen a “Favores Celestiales”, referencia principal de
esta historia. |
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