CAPÍTULO
I
EL JOVEN EUSEBIO
Segno, un pequeño poblado ubicado al norte de Italia
fue el lugar de nacimiento de un ilustre explorador jesuita: Eusebio Kino
Lucchi. Se piensa que fue bautizado el 10 de Agosto de 1645 con el único nombre
de Eusebio, y se supone que ese mismo podría ser el día de su nacimiento, sin
embargo, no está perfectamente claro ni uno ni otro. Sus padres fueron
Franciscus Chinus y Donna Margherita
Lucchi; tuvo hermanas pero ningún hermano, de ahí que los descendientes
familiares en línea directa terminaron con él.
Segno,
Italia; vista actual, 2004 (Amplificar
mapa del norte de Italia).
Eusebio
solía escribir su apellido en su juventud como Chini, Chino o Chinus, pero por
conveniencias prácticas y para evitar pronunciaciones confusas decidió utilizar
“Kino” al radicarse en nuestro país; el vocablo corresponde a la pronunciación
italiana de su verdadero apellido: “Chinus”. Existe la referencia de que un tío
suyo, Martín Martini, se había convertido en Jesuita ejerciendo su labor
misionera en China; su nombre tenía cierta fama en Segno de ahí que Kino, según
se dice, iniciara su vocación religiosa tratando de imitar a su pariente.
Poco se sabe de sus días de niño; ya en 1663,
a la edad de 18 años, enfrenta momentos muy difíciles en
la población de Hall, provincia de Austria, lugar donde tomaba sus estudios de
Retórica recluido en un convento jesuita. Aunque tomaba clases en esta institución
sin mayores pretensiones que tan sólo incrementar sus conocimientos, de pronto
su salud decae seriamente debido a una enfermedad calificada como mortal,
aunque nunca ha sido explicado con precisión el origen de sus males; el
sacerdote que le hacía compañía, en un instante de desesperación pues los
médicos ya lo habían desahuciado, recomienda al moribundo Eusebio que se ponga
en manos del milagroso San Francisco Xavier, y que si el Santo Patrono de las
Indias salvaba su vida, buscara la manera de ser admitido en la
Compañía de Jesús entregándose de lleno a la difusión de la
palabra divina por tierras lejanas. Eusebio acepta el consejo, y para su
sorpresa los piadosos ruegos fueron escuchados. La alegría retornó al joven
italiano y después de una recuperación sorprendente, reanuda sus estudios con
mayor energía; había una promesa que cumplir. En un gesto de gratitud, Kino
agrega a su nombre Eusebio el de Francisco; de hoy en adelante se llamaría
Francisco Eusebio Kino Lucchi en memoria del milagroso acontecimiento.
Ya
veterano en las Misiones de Sonora, en alguna ocasión Kino escribió: “Al gloriosísimo y piadosísimo taumaturgo y apóstol de las
Indias, San Francisco Xavier, todos le debemos muy mucho. Yo le debo: I) La
vida que me la tenían desahuciada los médicos en la ciudad de Hall del Tirol el
año de 1663; y, II) Le debo la entrada en la
Compañía de Jesús, y III) La venida a estas Misiones Indicas.
Y porque sé que debo y no sé si pago, pido y suplico a toda la corte celestial
y a todo el mundo universo, me ayuden a darle los debidos agradecimientos de
tantos favores celestiales hechos al más indigno de todo el orbe”. Estas palabras vienen en el prólogo de un
fabuloso libro cuyo manuscrito fue descubierto providencialmente en el Archivo
General de la Nación
en México en el año de 1907 por el historiador Hebert Eugene Bolton, quien
publicó hasta 1919 una traducción al inglés. Este documento vendría a ser la
base historiográfica sobre el pionero jesuita ya en pleno siglo XX,
evidenciando que la obra apostólica de Kino prácticamente pasó desapercibida
para el mundo intelectual durante el siglo XVIII y XIX. Varias Universidades
del País, entre ellas la
Universidad de Sonora, publicaron una nueva edición del
documento en el año 2001 de donde tomaremos las referencias más importantes
sobre la vida del más grande Misionero que mucho contribuyó al desarrollo del
Sonora antiguo durante las postrimerías del siglo XVII y principios del XVIII.
Los escritos del distinguido jesuita italiano constituyen las únicas referencias
con claros detalles sobre aquella época, lo cual permite calificar al ilustre
italiano como un excelente escritor y fino historiador.
A los 20
años el joven Kino empieza a cumplir la promesa de su vida; es admitido en la
Compañía de Jesús el 20 de noviembre de 1665 en la ciudad de
Landsberg Alemania; esta orden religiosa fue ideada por San Ignacio de Loyola y
la formalizó el Papa Paulo III, siendo instituida oficialmente en 1540. Es así
que cuando Eusebio estudia en varios de
los mejores Colegios de Alemania como Friburgo, Ingolstadt, Innsbruck, Munich y
Oettingen, la orden religiosa ya tenía 120 años de edad. Durante 12 largos años llevó estudios
rigurosos como se estilaba desde entonces. Después de pasar el noviciado y las
humanidades durante los primeros dos, en 1667 inicia un período de tres
estudiando Filosofía en Ingolstadt, el Centro Académico más importante en
Alemania. Es aquí donde Kino logra su ingreso a la orden entregando sus
propiedades a la Compañía
el día 10 de diciembre de 1667; el manuscrito de esta donación aún se
conserva en Trento, Italia. Al terminar
su preparación en Ingolstand, Eusebio es nombrado profesor de Gramática en el
Colegio de Hall en Innsbruck, el lugar donde hizo la promesa a su Santo
Patrono. Este período, llamado “La
Regencia”, va de 1670
a 1673, después de lo cual regresa a Ingolstadt para sus
cursos finales de Teología por otros cuatro años.
Casa de la
Familia Chini (Kino) en Segno, Italia.
Durante su
estancia en Ingolstand tuvo por profesores a reconocidos cartógrafos como Adam
Aygenler, el “paternal preceptor de Matemáticas”, como lo llamaría Kino, y a
Heinrich Scherer, brillante geógrafo y también cartógrafo; ambos influyeron en
Francisco Eusebio para desarrollar su talento natural para las Matemáticas,
área del conocimiento en que puso especial cuidado pues según él tenía una muy poderosa razón para
hacerlo. Sucedió que al paso del tiempo Kino fue acariciando paulatinamente un
sueño: ser misionero en el Oriente; las historias que se contaban de Carlos
Spínola y de Francisco Xavier, ambos sacerdotes viajeros por China y Japón,
habían dejado una profunda huella en la mente del joven estudiante. Spínola fue
un brillante fraile que murió quemado vivo en el Japón en 1622, y su Santo
Patrono, Francisco Xavier, fue el Primer Jesuita en trabajo de Misiones
falleciendo durante su estancia en China el 03 de diciembre de 1552; se piensa
que murió de grave pulmonía. Fue nombrado Patrono de Oriente por el Papa
Benedicto XIV en 1748 y canonizado en 1622. Aún hoy en día goza de gran fama en
aquellos países y sorprendentemente su cuerpo aún puede observarse momificado
en la ciudad de Goa, India, lugar donde trabajó también de manera incansable;
se dice que bien pudo haber bautizado a 40,000 fieles y haber caminado hasta 120,000
kilómetros predicando la palabra Divina. En el año 2002,
al cumplirse 450 años de su fallecimiento, la ciudad de Shimonoseki en Japón
planeó la inauguración de un monumento a ilustre jesuita de casi 5
metros de altura.
Así que,
estudiar matemáticas era una motivación muy especial para Kino pues en China
gozaban de fama y prestigio. Varios misioneros supieron ser útiles a la
Dinastía Ming al preparar mapas correctos de las provincias;
reformaron el calendario, enseñaron a los chinos como fabricar cañones de
bronce; tradujeron numerosos tratados matemáticos y científicos que sirvieron
de fundamento para innumerables aplicaciones técnicas; en tiempos del Emperador
K’anghsi llevaron a cabo un cuidadoso estudio del Imperio y prepararon mapas de
las provincias. El razonamiento de Kino tenía lógica; estudiar matemáticas le
daría elementos para entrar con más facilidad en aquellas lejanas tierras y
desarrollar su labor misionera; ese interés lo llevó a desarrollar muy buen
nivel en esta rama del conocimiento e inclusive fue invitado por el Duque de
Baviera para dedicarse a la docencia bajo su mecenazgo, algo muy usual en
aquella época; sin embargo el mismo Kino argumentó: “... más me incliné y solicité a mis superiores en Roma en venir
más bien a enseñar las doctrinas cristianas y verdades evangélicas de nuestra
Santa Fe católica a estos pobres infieles tan necesitados, para que con
nosotros se salven y nos ayuden a alabar a nuestro piadosísimo Dios por toda la
eternidad.”
Desde
1670, el Padre Eusebio empieza a solicitar su envío hacia el Oriente en al
menos 7 cartas dirigidas al Superior Oliva (se han recuperado cartas fechadas
en 1670, 1672, 1673, 1675, 1676, 1678); el Padre responde negativamente una tras otra de las misivas. Es hasta
1678 cuando el joven Eusebio, de 33 años, luce por fin preparado para las
Misiones; ya había sido ordenado sacerdote en Eistady, Austria, el 12 de junio
de 1677 y junto con el Padre Antonio Kerschpamer, son convocados en la
primavera de 1678 para cubrir dos
plazas en el extranjero: una para México y otra para Filipinas. Ambos jóvenes,
amable uno con el otro, deciden que la suerte defina el rumbo para cada
candidato. Nervioso Kino anota en un papel la palabra México y en otro
Filipinas; acto seguido, después de
revolverlos, Kerschpamer saca el nombre del país oriental mientras Kino observa
desconsolado que su sueño por Oriente debía olvidarse; la aventura por la
Nueva España ocuparía su atención en las próximas tres
décadas, desarrollando una labor que después de 3 siglos ha sido reconocida como una de las más prolíficas en la
historia de las Misiones de todo el mundo.
Dibujo de Kino al embarcarse
a México. Frances O´Brien, analizando fotografías de la familia Chini de varias
generaciones, elaboró este afortunado esbozo; en realidad no se conoce de la
existencia de un retrato fiel del ilustre jesuita. (amplificar).
LECTURAS ADICIONALES:
Los
Inicios de las Compañías de Jesús (Jesuitas)
Las
Misiones Jesuitas
Vida
de Francisco Xavier
El Sepulcro de Francisco Xavier